Así es, los campos ahora están en plena ebullición primaveral, pero hace cosa de un mes era un simple despertar, los brotes de hierba nueva empezaban a espigar, las primeras flores comenzaban a asomar, los árboles echaban sus hojas. Todo sigue el guión establecido, que por repetitivo que sea nunca deja de asombrarnos y despertarnos diversas sensaciones cuando andamos por el campo en primavera, disfrutando de sus aromas.
Grupo de margaritas en la dehesa.Con una perspectiva más amplia, para poder disfrutar de unos bonitos cirrus que acompañaban a aquel templado día de abril.Pero mientras en la dehesa la primavera está ya más que despierta, en los castañares de la Sierra de Aracena la cosa es distinta, situados a mayor altitud, en zonas más frías y húmedas la estación de las flores no empieza a hacerse palpable hasta entrado mayo, por lo que en abril sólo el surgir de los helechos y algunas tempraneras flores nos darán señales de que algo está cambiando.
Fotos desde una ubicación similar pero en un día completamente distinto, donde la nubosidad era la protagonista.Bonitos juegos de luces y contrastes durante la tarde. Mientras la nubosidad procedente del NO cada vez iba ganando más terreno, la luz incide sobre parte del castañar. En primer plano podemos observar unos cipreses limoneros y un guindo que sembramos mi padre y yo hará unos diez años.No todo son flores o arbolado, estas bonitas virgas también merecían ser retratadas.También estas peculiares ondulaciones en las nubes.Terminó lloviendo esa tarde, una buena regada de la que dieron buena cuenta los helechos.Ahora nos trasladamos hasta Aracena, para degustar los vivos colores de la ladera del Cerro del Castillo, de las fuentes y pilares de sus alrededores, del rocío de la mañana...
El Castillo de Aracena se erigió en el siglo XIII, es una antigua fortaleza musulmana. Su interior fue reformado durante el siglo XV para hacer una capilla cristiana de estilo gótico. Luna llena.Parte del caserío aracenense cuando el sol iniciaba su caída.El crecimiento del caso urbano durante la burbuja fue desmesurado, se construyeron numerosas viviendas para segunda residencia estando hoy días muchas de ellas desocupadas. Los pozos y pilares que un día sirvieron para dar de beber al ganado han quedado cerca de estas casas, siendo el reflejo de un tiempo pasado pero cercano en el tiempo.Y como los paseos mañaneros en días de asueto sientan tan bien, uno puede disfrutar de los pastos empapados por el rocío.Para luego ir a beber agua fresca a la fuente más cercana.O deleitarse con el vuelo de una cigüeña.Es hora de ir finalizando, en esta ocasión lo haré en honor al pequeño huerto familiar que hemos vuelto a hacer tras varios años. Espero con ahínco los ricos tomates, berenjenas, calabacines y calabazas, entre otros.
Un saludo.