Asistimos estos días en el Mediterráneo occidental a repetidos episodios de precipitaciones torrenciales, inundaciones y temporales de viento, con alrededor de 40 víctimas mortales y multimillonarios destrozos en España, Francia e Italia. No se puede afirmar que estos eventos sean consecuencia directa del cambio climático, aunque los estudios posteriores de atribución pueden ayudar a determinar la probabilidad esperada de tales episodios bajo diferentes escenarios climáticos. No obstante, si hacemos caso a las previsiones, es de esperar un aumento en las próximas décadas de la frecuencia y magnitud de eventos extremos como los vividos estas semanas.
En este sentido, me han llamado la atención los datos de frecuencia de inundaciones mareales en la ciudad de Venecia. La siguientes gráficas son del Centro Previsioni e Segnalazioni Maree de Venecia (
https://www.comune.venezia.it/it/content/centro-previsioni-e-segnalazioni-maree).
La línea roja muestra la variación del nivel medio del mar en Venecia y las barras azules la distribución anual del número de pleamares superiores a 110 cm en los últimos 146 años. Las mareas que alcanzan el umbral de los 110 cm suponen la inundación del 12% de los espacios públicos de Venecia, mientras que las de 140 cm llegan a inundar el 59% de la ciudad. El evidente aumento del nivel mar y consiguiente aumento en la frecuencia de pleamares extremas es consecuencia de una combinación de subsidencia y eustatismo de origen básicamente humano. La extracción de agua del acuífero que se encuentra bajo la región de Venecia provocó a mediados del pasado siglo un hundimiento del suelo de unos 12 cm, mientras que el aumento del nivel del mar por expansión térmica y fusión de hielo continental es responsable de aproximadamente otros 15 cm. La consecuencia es que la frecuencia media anual de pleamares extremas por encima del umbral de 110 cm ha pasado de 1 a finales del sXIX, a 5-6 en los últimos años. Apuntar además que las condiciones meteorológicas también pueden agravar el nivel de las mareas, de forma que bajas presiones y vientos del sur intensos (Sirocco) favorecen pleamares aún más altas.
En la siguiente gráfica se compara la variación del nivel del mar en Venecia (rojo), debida a la suma de subsidencia y eustatismo, y en Trieste (azul), donde únicamente actúa la variación eustática. La diferencia entre ambos (negro) determina por tanto la contribución neta del hundimiento del suelo al aumento relativo del nivel del mar en Venecia: