Yo he visto al lobo en dos ocasiones.
La primera de ellas, en Cebollera. Tengo la costumbre de mirar atrás de vez en cuando en mis subidas por pistas o sendas, por si acaso logro ver a los ciervos, jabalíes, corzos, zorros, etc, etc. cruzar a mis espaldas. Era un día duro de invierno, con nieve helada, la pista muy embarrada, y un viento norte sostenido y cortante que finalmente consiguió hacerme desistir aquel día. Ya había emprendido el camino de regreso a Molinos de Razón, cuando me dio por mirar atrás, y observé, a unos 50 metros, una figura parda y grande que se metía aceleradamente hacia el bosque ante mi brusco giro. Al igual que Ventrosa me acerqué hacia allí, pero no pude ver nada. Pensé en un lobo, pero me pareció más verosímil un perro perdido de las batidas invernales, que creí me había estado siguiendo pero se había asustado ante mi giro. Unos minutos después volví a girarme, y allí estaba de nuevo, esta vez más lejos, y avanzando al trote lobero por la pista en mi mismo sentido. Se detuvo un mínimo instante, y desapareció de nuevo en el bosque.
La segunda fue la pasada Semana Santa en el Cerrato palentino, en esta ocasión iba en el coche, se estaba echando la noche, y ví como una masa parda avanzaba velozmente en las ya encañadas cebadas de mi derecha, hacia la carretera. Empecé a disminuir la marcha, previendo que un jabalí iba a invadir la calzada, y me preparé para verlo cruzar. Imaginaos mi sorpresa cuando saltó poderosamente a la carretera un lobo descomunal. Mi novia y yo quedamos atónitos, su zancada era impresionante, creo que solo tocó el asfalto una vez, y saltó elegantemente a la margen izquierda con celeridad. Todavía pudimos verle proseguir su carrera por las cebadas de la izquierda en dirección a las suaves laderas con encina y quejigo de la zona de Villaviudas.
Ante un animal físicamente tan imponente, de movimientos tan elegantes, con una organización social tan lograda, y una inteligencia tan sutil, sólo puedo maravillarme. Se trata de una especie que ha triunfado evolutivamente, capaz de colonizar distintos ambientes y adaptarse a profundos cambios, y nos ha demostrado una capacidad encomiable de recuperación en estos últimos años. Lo que pasa es que para el ser humano, las especies más fuertes adaptativamente acaban por ser consideradas alimañas. Ahí tenemos el ejemplo del zorro, presente en nuestra península desde altísimas cotas pirenaicas hasta las llanuras costeras, pasando por nuestras ciudades incluso. El triunfo evolutivo choca directamente con los intereses humanos. El tema del lobo es peliagudo, en nuestra cultura está fuertemente denostado, se le han atribuido connotaciones y adjetivos humanos como "asesino", es el malo de nuestros cuentos...