Ayer en Murcia rozábamos los 30º a la sombra con un sol espléndido típico de esta zona y hoy no llegamos a los 20, llueve débilmente y viento molesto del Este.
Una cosa son los cambios primaverales y otra cosa es esto, sobre todo por el importante descenso de temperaturas impropio de esta parte del país.
De nuevo se produce esta anomalía, una entrada septentrional que deja más fresco y agua en el sureste que en gran parte de la mitad norte de España, cosa que está ocurriendo con una inusitada frecuencia últimamente y digno de investigar. Es curioso como el anticiclón atlántico, en vez de estirarse norte-sur permitiendo la entrada de norte típica, pancea como si le saliera barriga, estirando sus isobaras hacia el Cantábrico, evitando con ello que el aire frío se distribuya de manera lógica como debiera por la península, a la vez que lo hace incidir sobre la zona de Levante, dando lugar a un importante gradiente entre el sureste y el suroeste.
Hay alguna publicación sobre proyecciones meteorológicas a largo plazo en la que se estima que probablemente la zona donde más aumentarían las precipitaciones en las próximas décadas sería la provincia de Alicante y donde más se reducirían la zona noroeste del país. El mundo al revés.
En estos momentos, lluvia muy débil en Murcia, viento desagradable y temperatura de 15º. Debe ser de los años que recuerdo que más le está costando coger temperatura a la casa después del invierno.
Ya tiene que cambiar la tendencia las próximas semanas para que se cumpla la previsión trimestral de Aemet que apunta a una probabilidad mayor de tener un trimestre abril-mayo-junio cálido en la vertiente mediterránea.