La Plana, eres un novelista
Tormentas fuertes como esta hay todos los años (incluso los años de sequía como este). Lo que ocurre es que a menudo no afectan a cascos urbanos, o caen en otras circunstancias que provocan menos daños. Tantos meses sin llover y sin bajar corriente dejan regajos, cunetas, ramblas, barrancos, etc... con tanta porquería, que luego cuando cae algo se lía porque los cauces ven reducida a la mitad su capacidad de desalojo. Además, gran porcentaje del caudal que baja es mierda que se ha ido acumulano en meses sin llover, y esa porquería es la que produce los daños, porque la riada es más densa y camina peor, provocando atascos y reventones posteriores.
Aquí no hemos conocido aun las tormentas míticas que vienen descritas en la Historia de Requena, como la Noche de Santa Sabina del 27 de octubre de 1728, donde el Magro a la altura del Puente de Jalance llevaba una anchura que ni en el 1982 alcanzó.
Respecto al Polo del Frío comarcal, en cuanto a mínimas y número de heladas, ya te lo digo yo: Requena-San Blas.
JAJAJAJA. Buena esa, compañero.
Ayer perdí un tocho interesante con datos numéricos del temporal y de la mala leche tenía que volver con más fuerza de voluntad para reescribirlo. Ahora estoy con la universidad y no me puedo pasar por aquellos lares, pero si tengo la oportunidad y apruebo el primer 'cuatri', dad por seguro que vuelvo cual Ave Fénix.
Tormentas como esta suele haberlas, pero de tal magnitud no. Salvo que me falle la memoria, diría que en el último, al menos, lustro no ha habido 100 litros en ningún paraje en este número de horas. 40, 50... sí, incluso si me apuras 60 en la cuarta o quinta que hubo en 2013 y que me pilló en el pueblo, pero cien... Piano, piano. Por Venta del Moro ya te digo que la rambla estaba bien limpia en su venida por el este porque salvo algún desperdicio arrojado, no había cañas como otros años salvando, conforme tira para el camino viejo de Villargordo, las típicas cañas y maleza, que aun así aguantaron y que quitarlas conllevaría un serio problema. Todo lo que se arrastró fueron raíces de árboles por encima del cauce y hierros que el ayuntamiento puso ahí váyase usted a saber por qué.
En Jaraguas, de hecho, más allá del barrizal formado como en Fuenterrobles, los destrozos habrán sido de algún millar de euros viendo que la Huerta de la Zorra ya no tiene ni merenderos. Todos los bancos han sido arrastrados, fuesen de madera o de hierro, y lo bueno de Venta del Moro es que este cauce está muy bien construido, porque el de Caudete, con mucha menos agua, no aguantó y creó una piscina curiosa. En la carretera se juntó la pendiente del terreno, poca maleza en alguna cañada puntual y el desnivel de la misma calzada. Si vas ahora al pueblo por la carretera recién creada verás conforme vayas a la Hoya de Huesos que ahí cuando diluvie se formarán unas balsas que antes no había. Hay muchas caídas de agua por todos lados y encima alguna de ellas favorecedora para las ramblas, lo cual dice mucho de la espenta del ingeniero que además decidió expropiar monte habiendo una carretera ya para desviarla un metro y que fuese por el barranco del Cerro de la Cabeza.
En cuanto a lo de las tormentas míticas... bendita Santa Sabina, aunque no quisiera vivirla. Desde luego que no. Hubo muertos y de seguro que aunque a día de hoy posiblemente no los hubiera, crearía unos destrozos brutales. En Venta del Moro, por cierto, no fue el episodio más duro. En Venta del Moro desde luego no se han vivido las inundaciones entre 1935 y 1962 que en cuatro ocasiones tumbaron los puentes que les dio la gana por el Cabriel -el de Tamayo puede dar buena cuenta de ello, al igual que el de Casas del Río, donde ya falleció desgraciadamente una persona- y que además cambiaron el transcurso del mismísimo río, anegando huertas metros por encima. También el granizo de los 55-60 en Fuenterrobles que dejó metros de piedra sin ni siquiera un goteo, los temporales del 77, 78, 80, 87, etc. que derribaron muros y destrozaron todas las vides que hubo, en algunos casos, que replantar de cero con siniestro total, 200 millones de pesetas de entonces de daños, 5.000 hectáreas de afectación... Está claro que esos fenómenos han sido cinco o a lo sumo diez por cada siglo por suerte y que estos son uno cada lustro, más o menos. De este milenio, cuyo principio me pilla casi en pañales, mencionaría la tormenta severa de 2004 en que estuvo todo un día precipitando y las calles se inundaron con aguanieve incluido (primera vez que vi aquello en mi vida a finales de agosto) y la de 2005, en 2006 el hat-trick de tormentas en tres días que nos cayeron con una cantidad de granizo nunca vista, las trombas de 2010 y 2011 con una brutalidad de granizo y más de 50 litros, la racha tormentosa de julio de 2013 con más de cinco tormentas en diez días que nos dejaron inundaciones de las que el campo no se llegaba a recuperar y desde entonces ya te digo, poco más. 2014 no fue especialmente explosivo, en 2015 solo hubo una pequeña tromba en veinte minutos que hizo bajar las calles con alegría y en 2016 ha habido una tormenta rancia de 15 litros con más rayos que otra cosa. Pero cien litros en cualquier paraje hacía mucho que no los veía.
PD: Puente de Jalance que cayó, si mal no recuerdo.
PD2: La mosca detrás de la oreja llevo entre las cejas de Juan Navarro y la Fonseca sin descuidarme de los barrancos de Loberuela. No son un San Blas, pero me aventuro a decir que tienen los registros más bajos de sus términos municipales. Preguntando a la gente de ambos lugares me relataron cómo era el clima y si ya Casas del Río o Los Mancebones son polos de frío y continentalidad respectivamente, no quiero ni imaginarme aquellas zonas. Competir con San Blas no sé, pero récords de mínimas y de continentalidad en fechas avanzadas no los quita nadie, que tener que tirar de Mira como polo del frío cuando trescientos metros por encima y por debajo tenemos cosas mejores es casi de delito