Entrando ya en el clima de España, cambiaría totalmente, el máximo pluviométrico pasaría a ser veraniego, hallándose la Península entre las bajas presiones tropicales y las polares, que con esta configuración se acercarían una a la otra peligrosamente. Tendríamos unos veranos muy moviditos, sin anticiclones a la vista, ni estíos veraniegos ni nada de eso. En invierno por contra tenderíamos a quedar dentro del área anticiclónica, ya invernal ya subtropical, pero con el norte de la Península afectado más o menos frecuentemente por las entradas de bajas polares en su recorrido W-E.
La proverbial virulencia otoñal del Mediterráneo se vería disminuida, varios factores como el calentamiento veraniego (reducido por la mayor nubosidad) o la entrada de bajas frías quedarían casi fuera de combate. En otoño y a medida que progrese el invierno, el anticiclón térmico euroasiático anularía cualquier cosa que viniese del W.
La costa este de EEUU y China serían las referencias actuales.