Estos episodios climáticos unas veces se manifiestan con homogeneidad por todo el entramado
urbano. Así sucede cuando la ciudad se ve sumida en la densa niebla. Si ésta es persistente y
generalizada (nieblas de advección-radiación) toda ella queda cubierta durante varios días, a veces
semanas, registrándose valores térmicos realmente bajos (puede que las máximas no rebasen los
0ºC), y unas condiciones de visibilidad muy malas2. Esto contribuye a la producción de buen
número de accidentes y caos circulatorio, el cierre del aeropuerto de Villanubla, etc. En estos
casos, y si la niebla es muy húmeda ("meona"), se forman cencelladas recrudeciéndose la
situación. Otras veces, no son más que nieblas matinales de inversión térmica siguiendo los lechos
del Pisuerga y del Esgueva, mientras que en las partes más altas de la ciudad (Parquesol, Fuente
Berrocal, La Maruquesa, Contiendas) o en el cerro de San Cristóbal, el sol se hace diáfano o logra brillar.También existe homogeneidad cuando acontecen episodios de frío muy intenso, ligados a "olas de
frío". Éstas responden a la sucesión de varios tipos de tiempo muy fríos en los que las
retrogresiones del noreste de aire Polar continental, unidas a depresiones frías de ellas
individualizadas, así como a vaguadas árticas y anticiclones invernales, se mantienen durante una
semana, una decena de días, a veces más. Con ellas las temperaturas alcanzan sus umbrales más
extremos, como los -11,3ºC en diciembre de 1962, los -16,1ºC (-18,8ºC en Villanubla) del 4 de
enero de 1971 y los -11,3ºC del 15 de enero de 1985 (Tabla 2). Estas heladas tan fuertes causan
serios problemas, como los ocurridos con el llamado frío del siglo (23 de diciembre de 1970 a 5 de
enero de 1971), que casi paralizó por completo la ciudad durante varios días: hielo por todas sus
calles, fuentes y estanques, el Pisuerga casi helado, tuberías y conducciones de la red de
abastecimiento y saneamiento reventadas, escolares sin clases, jornadas laborales perdidas, más de
100 caídas con lesiones de diversa consideración el día 5 de enero... En definitiva, un caos
completo. En ocasiones, existen meses especialmente neblinosos, como los 23 días de niebla habidos en diciembre de 1974, o
los 30 de enero de 1993. Otras veces, las nieblas afectan a gran parte del invierno, como en este de 2003-2004, que
desde noviembre a enero ha computado 67 jornadas (21 de niebla y 44 de neblina). no vendria mal que echaran un vistazo a esta direccion, con datos.
http://aeclim.org/4congr/ortegaMT04.pdf.