El lagarto de la Gomera, leyenda viva
La hembra Iballa en el risco de La Mérica. F. COVA/CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE DE CANARIAS
MADRID. ARACELI ACOSTA
Tras creerse extinguido, el descubrimiento en 1999 del lagarto gigante de La Gomera supuso el inicio de un plan de cría en cautividad que empieza a dar sus primeros frutos. Si en 2001 y 2002 nacieron diez ejemplares, en el último mes cuatro hembras han puesto 18 huevos. Su eclosión dentro de mes y medio aportará nuevas esperanzas en forma de «pequeños lagartos gigantes»
Hoy son pocos, pero hace dos o tres mil años los lagartos gigantes ocupaban gran parte de la isla canaria de La Gomera. Por los fósiles hallados se confirma que habitaron en casi toda la isla menos en las áreas cubiertas por el fayal-brezal y por la laurisilva, que ahora conforma el bello Parque Nacional de Garajonay; prefirieron las zonas bajas y las medianías de la isla, donde las condiciones climáticas son benignas durante la mayor parte del año. Una de las primeras citas sobre la existencia de estos ejemplares en La Gomera aparece en 1694 en el primer libro de la «Historia de la conquista de las siete islas de Canaria» -de la actual isla de Gran Canaria, que los castellanos tras la conquista llamaron Canaria, tomó nombre todo el Archipiélago- titulado «De Gomeros y Herreños: naturaleza y costumbres». Éstas y otras referencias que han llegado hasta nuestros días avivaron la creencia de una presencia pasada de grandes saurios en la isla, pero el escaso éxito en detectarlos motivó que se les considerara extinguidos y les rodeó de un aura de leyenda.
Una leyenda viva desde que en 1999 un equipo de biólogos del Departamento de Biología Animal de la Universidad de La Laguna (Tenerife) capturara el primer ejemplar de lagarto gigante en Quiebracanillas, al pie del risco de La Mérica, en el oeste de la isla. Desde entonces, y partiendo de una población básica de seis ejemplares, cuatro hembras y dos machos, el programa de cría en cautividad puesto en marcha por la Consejería de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno de Canarias ha dado sus frutos. Los últimos se produjeron hace pocos días, con la puesta de 18 huevos por parte de cuatro hembras. «Una buena esperanza para la especie», según dijo a ABC el director general de Política Ambiental de Canarias, Juan Carlos Moreno.
Muy activos durante el verano
En la actualidad, hay unos 20 ejemplares en libertad, en la zona del Risco de La Mérica, y otros 18 en cautividad. Durante los años 2001 y 2002 nacieron en cautividad diez individuos y se espera que los huevos puestos ahora eclosionen dentro de un mes y medio, aproximadamente. Estos animales, que pueden sobrepasar los 50 centímetros de longitud, suelen ser muy activos durante el verano, teniendo su periodo de celo entre mayo y junio; las puestas en junio y julio, y la eclosión de los huevos a finales de agosto, septiembre y principios de octubre. Según explicó Moreno, los ejemplares nacidos en cautividad en estos últimos años no se soltarán en su medio hasta al menos dentro de cinco años. Se trata de asegurar la supervivencia de la especie, pues estos reptiles alcanzan la madurez sexual tardíamente (con tres o más años) y se pretende conseguir que la primera puesta la hagan en el centro de cría, donde no están expuestos a las amenazas de su hábitat natural. Éstas pasan por los depredadores, principalmente gatos y ratas, de ahí que la repentina reducción de su área de distribución esté asociada a la llegada del hombre a las islas, hace poco más de 2.000 años, trayendo en su equipaje a los animales domésticos.
Y es que el lagarto gigante de La Gomera es la más amenazada de las tres especies de reptiles gigantes endémicos del archipiélago, y uno de los más amenazados del mundo. En este sentido, el director de Política Ambiental explicó que el Plan de Recuperación tiene como fin último recuperar la especie, hasta el punto de que pueda ser catalogada de vulnerable, alejándola del peligro de la extinción, y ello suponga la elaboración de un plan de conservación que garantice que no vuelva a estar en esta dramática situación.
El número de poblaciones y de individuos necesarios para alcanzar su estabilidad demográfica y genética será estudiado en un primer documento que se elaborará durante la primera fase del plan (los próximos cinco años), y será puesto en marcha en el siguiente quinquenio con la reintroducción de ejemplares en el medio natural. Pero lo importante no son las fechas, dice Juan Carlos Moreno, sino lograr el equilibrio para que los ejemplares que se suelten se reproduzcan y nunca sean menos que los que mueren. Esto es, la ley de la vida.
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