Hola a todos.
Escribo aquí para llamar la atención sobre un aspecto de la nubosidad que habitualmente no se toma en consideración y que a mí me parece de crucial importancia para la influencia que este factor pueda tener en la determinación del clima. Se trata de su distribución horaria.
Todos sabemos que la nubosidad, sobre todo la de tipo bajo, juega un doble papel en los intercambios radiativos: por una parte, evita que la radiación solar alcance la superficie con toda su potencia; por otra, impide que la radiación infrarroja que parte de superficie escape al exterior. Es difícil evaluar cuál de los dos papeles predomina en cada caso. Si a eso le sumamos las incertidumbres en cuanto a la evolución de la cantidad total de nubosidad en un escenario de cambio climático, el asunto resulta realmente un "rompecabezas".
A mí me parece que lo que la nubosidad hace, a corto plazo, es eliminar los extremos de temperatura, manteniendo su valor medio. Y como las tendencias a largo plazo se obtienen del promedio de un gran cantidad de situaciones a corto plazo a lo largo de un periodo de tiempo suficientemente largo, en todo el planeta, supongo que el efecto de un cambio homogéneo en la cantidad de nubosidad sobre el clima se reducirá a eso: variaciones en los extremos de temperatura, pero manteniendo el valor medio. Lo cual no es poco, y podría dar lugar a otras realimentaciones... seguramente tendentes a recuperar la situación anterior.
Sin embargo, sí sería muy importante el hecho de que se produjese una variación en la hora de formación de la nubosidad. Todos hemos experimentado noches bochornosas en verano cuando se forma nubosidad por la tarde y no se disipa al llegar la noche, o noches templadas en invierno cuando se forman por la tarde estratos que no se disipan por la noche. Si esas situaciones se diesen repetidamente, se llegaría a un aumento claro de la temperatura media sin que fuese necesario que subiesen las máximas. También conocemos todos lo poco caluroso que resulta un día de verano cuando la nubosidad formada al amanecer se mantiene todo el día, o lo tremendamente frío que resulta un día de invierno cuando la niebla o la nubosidad baja formada al final de la madrugada se mantiene sin disiparse. Si estas situaciones se hiciesen más frecuentes, tendríamos una clara disminución de las temperaturas medias sin que fuese necesario un descenso de las mínimas.
Por supuesto, esta variación horaria sería crucial en latitudes bajas y medias. En latitudes altas, lo determinante sería la variación estacional. Aquí, una disminución homogénea a lo largo del año de la nubosidad llevaría a la rápida fusión de la banquisa durante el semestre de días largos, que se recuperaría rápidamente durante el de días cortos, mientras que un aumento de la nubosidad haría que las oscilaciones de la banquisa fuesen mucho menores. Eso sí, la temperatura media en ambos casos a lo largo del año sería la misma. Sin embargo, una situación en la que faltase nubosidad en verano y abundase en invierno llevaría a la destrucción definitiva de la banquisa; en el caso contrario, mucha nubosidad en verano y poca en invierno, asistiríamos a una expansión clara de la extensión de mar helado.
No sé si los modelos del sistema climático que se utilizan habitualmente llegan a este nivel de detalle. Pero lo dudo. Como las leyes físicas que rigen la atmósfera no cambian aunque el clima sí lo haga, supongo que un buen experimento para complementar las proyecciones habituales del clima que se hacen con estos modelos climáticos globales sería hacer correr los modelos de predicción que se utilizan habitualmente en la predicción del tiempo diario con, por ejemplo, una temperatura un grado centígrado mayor que la real y el aumento de humedad absoluta nesesario para mantener la humedad relativa real. Entonces podríamos ver cómo se comporta realmente el tiempo frente a los cambios esperables en el clima. Probablemente se haga alguna verificación de este tipo. Pero no lo sé.
Saludos