Muy señores míos; yo de lo que estoy decididamente en contra es del integrismo, ya sea religioso, político o medioambiental. Ahora no tengo mucho tiempo, de modo que me despacharé agusto más adelante, pero quiero avanzar una idéa.
Lo politicamente correcto, dentro de lo cual por supuesto se encuentra el tema del calentamiento global, nos atenaza. La postura oficial es muy clara, demasiado, rotunda, monolítica, inquebrantable, indudable, y ay de aquel que se atreva a poner en duda las tesis oficiales. Vivimos ya demmasiados años bajo esta dictadura del integrismo medioambiental, y éste no es sino un aspecto más. Narbona da miedo, de verdad.