Ayer leí un artículo en "El País" sobre la paradoja de Fermi o por qué si hay tantos planetas susceptibles de albergar vida inteligente, ninguna civilización extraterrestre se ha puesto en contacto con nosotros...
Personalmente no creo en la paradoja de Fermi. Y me explico copiando un comentario de un lector, con el que estoy completamente de acuerdo:
<<Hay dos funciones cerebrales clave: la percepción y el procesamiento lógico de lo percibido. Las dos no necesariamente están relacionadas. Los animales tienen sentidos que nosotros ni sospechábamos que podrían existir, como percibir los campos eléctricos (anguilas eléctricas, etc) o los campos geomagnéticos (aves en general). El humano estaría en un nivel sensorial menor a algunas especies de animales pero tiene mucha más capacidad de procesamiento lógico. No considero imposible que pueda existir una civilización entera no tan lógica como nosotros pero altamente sensitiva a múltiples campos energéticos que quizás ni hayamos descubierto aún.
Pretender que las otras civilizaciones del Universo se tienen que parecer, sí o sí, a nosotros y que tienen que haber pasado por historias parecidas a la nuestra, es otra manifestación más de la auto-proyección humana.
Ponderamos en exceso las capacidades de la lógica y menospreciamos las posibilidades de la percepción. La vida es abundante en ejemplos de solución de problemas sin usar la lógica. De hecho, estamos aquí tardíamente luego de recorrer una continua expansión de la percepción. La Ciencia, sin más, es solo un medio para la expansión de nuestra percepción: a través de un telescopio lo que se expande es nuestra percepción.>>
Considero que la capacidad de detectar cierta tecnología extraterrestre pasa porque sea análoga a la nuestra, y si en ello radica hoy por hoy precisamente nuestra limitación a la hora de detectar/poder ser detectados, también le pasaría a aquélla...
Bueno, soy de los que opinan que la percepción es la panacea, y que la tecnología siempre irá "detrás" de las capacidades perceptoras de los seres perceptores.
Y lanzo mi órdago: quizás no sea cuestión de detectar, sino de percibir.