Depende, si conseguimos investigar y utilizar el entrelazamiento cuántico para las comunicaciones, en un futuro lejano sería posible enviar mensajes de forma instantánea a casi cualquier punto de la galaxia.
Eso en la teoría, la práctica es la piedra en el camino.
Y en temas de espacio-tiempo, quién sabe si en ese mismo futuro lejano no tengamos ya motores de curvatura, iónicos, velas solares, etc.
Es optimista, es difícil, es improbable.
Pero si la humanidad no se autodestruye y nuestra civilización avanza más allá de los límites que nos queramos imponer.... es posible.
Pero Toharia no se refiere a encontrar una civilización capaz de comunicarse en el universo de forma instantánea, que por otra parte no la podremos encontrar hasta que nosotros no dominemos esa tecnología, sino de encontrar vida. Tal vez le haya faltado matizarlo. Pero creo que ha preferido no meterse en ciencia-ficción. Pero incluso dominando una tecnología que permita una comunicación inmediata, esta tarea no es tan fácil como parece. Vamos a hacer un supuesto, y perdonad de antemano por el ladrillo que viene a continuación:
Vamos a suponer que en nuestra galaxia hay 100 planetas con vida, de los cuales en 2 tienen civilizaciones con una tecnología suficiente para emitir señales. Si no recibimos las señales de los dos planetas que las emiten podría ser porque no coincidimos en el tiempo, porque las señales quedan bloqueadas por estrellas, materia oscura, nubes de polvo, etc. , porque sus señales no las podemos desencriptar o porque hay otras causas que desconocemos. ¿Pero cómo encontramos a los que no emiten señales? Aunque tuviéramos tecnología para detectar planetas con vida, ¿dónde apuntas?
Nuestra galaxia contiene entre 200 mil y 400 mil millones de estrellas, se suele aceptar 300.000 millones. Pongamos una media de 10 planetas por estrella, lo cual nos daría 3.000.000 de millones, es decir 3 billones de planetas.
Para hacernos una idea de las cantidades, tamaños y distancias que estamos manejando vamos a ver cuántos granos de arena hay en un centímetro cubico. Por supuesto, depende del tipo de arena, del lugar de recogida, etc. , pero suele estar entre 0,063 y 2 mm. Puede asumirse que hay 20 x 20 20 = 8.000 granos por centímetro cúbico; es decir, 8.000 millones de granos de arena por metro cúbico. Así que la cantidad de estrellas de nuestra galaxia podría corresponder a una habitación de 4X4x2m llena de arena de la playa. Si soplamos la arena de esa habitación y la expandimos varios miles de km. ya tendríamos una idea a pequeña escala de cómo es nuestra galaxia. Nuestra estrella más cercana seria un granito de arena brillante que estaría a poco más de 4 km, y tendría un diámetro aproximado de 0,15 cm. Un milímetro corresponde a 1 millón de km. 946 m. corresponderían a 1 año luz. Es decir, tardaríamos un año en recorrer casi un kilómetro, y 8 minutos en recorrer 1,5 centímetros, que es la distancia que nos separa del Sol. En el caso de que queramos ubicar cualquier objeto lejano, podemos redondear esta cifra asignando 1 kilómetro a un año luz. Por ejemplo: Rígel, que es una supergigante blanco-azulada de la constelación de Orión, se encontraría a unos 800 km y tendría un diámetro de 54 mm (un canto rodado considerable) M 57, que se halla a 2.000 años luz, le podemos asignar una distancia de 2.000 kilómetros. Así pues, podemos decir que en esta escala, donde el diámetro del Sol apenas mide 1,4 mm, necesitamos un microscopio para poder ver la Tierra, que está a centímetro y medio del Sol; que el cinturón de asteroides está a cinco centímetros; que Neptuno se encuentra a 45 cm; que el límite de la nube de Oort alcanza un kilómetro, que la nebulosa de Orión está a 1.600 kilómetros y que M 13 está a 23.000 kilómetros. Nuestra Galaxia tendría unos 100.000 Kilómetros de diámetro y abarcaría unos 8 o 9 diámetros terrestres (1/3 de la distancia a la Luna).
Pues bien, busquemos primero alguno de esos 100 granitos (estrellas) que contienen partículas microscópicas (planetas), a ver si somos capaces de encontrarlos. Pero mejor si lo hacemos en la habitación, que están todos juntitos. Los podríamos pintar de colores para localizarlos y así ver quién es el listo que los encuentra. Pero resulta que en nuestra galaxia no tenemos a esos 100 planetas pintados de colores, diciendo “aquí estamos, a ver si nos encontráis”. Hay que buscarlos uno a uno comprobando si contienen o no vida hasta que demos con los que contienen vida. No solo hay que mirar cada granito de arena uno por uno, sino que hay que mirarlo con lupa para ver de qué están compuestos (si tienen planetas con vida) Si los tienes en la habitación… vale, sólo hay que buscar “tres billones” de veces, pero si los granitos más cercanos los tienes a 10 km, mal lo tienes para encontrar algo en los más alejados.
Pero es que resulta que nuestra galaxia tiene un diámetro de cien mil años luz. Pongamos que las dos partículas que hay en los dos granitos de arena que pueden emitir señales (que nosotros podamos reconocer, que esa es otra) se encuentran a la otra parte de la vía láctea, a unos cincuenta mil años luz, es decir cuando todavía no habíamos aparecido por aquí nosotros, los hombres de cromañón. ¿Entonces, son dos planetas que EN ESTOS MOMENTOS PRECISOS tienen una civilización capaz de emitir señales que reconozcamos, o son civilizaciones que emitieron sus señales hace 50 mil años? ¿Y esas señales llegarán con suficiente potencia después de atravesar el centro de la vía láctea y ser interceptada por cientos de estrellas, miles de cuerpos oscuros interestelares, nubes de polvo y gas, etc?
En cuanto a lo de utilizar sistemas de comunicaciones más propias de la ciencia ficción, pues vamos allá. Supongamos que en estos momentos una civilización de nuestra vecina Andrómeda emite señales mediante un sistema de comunicación instantáneo. Lo normal es que no las podamos descifrar ya que no disponemos de esa tecnología de comunicación. Y si han emitido en todo tipo de tecnologías, recibiremos solo las que conocemos, es decir, la electromagnética, y además las recibiremos dentro de 2’5 millones de años y si hay alguien aquí para captarlo. Eso si salva todos los obstáculos que ya hemos comentado (Andrómeda es casi el doble que nuestra galaxia, y allí las ondas tal vez también tienen que atravesar su centro galáctico y todos los demás obstáculos) Y eso sin contar los obstáculos de materia oscura que pudiera haber en el espacio intergaláctico, es decir, entre las dos galaxias. Cuanto más alejados en el espacio tendremos más obstáculos que impedirían la recepción de las señales.
¿Puede que haya vida ahí fuera? Puede, no es imposible. Puede que algún día la encontremos o nos comuniquemos? Eso ya está más complicado, a menos que sea aquí cerca en nuestro vecindario. Tan complicado como intentar comunicarte con un extremófilo que pudiera vivir en el centro de la Tierra, y eso en tiempo real, porque si lo quieres hacer con uno que vivió hace varios millones de años... Vamos, ciencia ficción pura y dura.