A 29 de diciembre se ha producido ese leve repunte, sobre todo gracias al mar de Barents, y la extensión según AMSR-E se sitúa en 12.232.969 km2, un valor cercano a los del último lustro, sólo superado muy ligeramente por 2007, y también por los años anteriores a 2004.
En todo caso, habrá que ir viendo el comportamiento de los mares periféricos de cara al máximo.
La AO/NAO extremadamente negativa de diciembre, de mantenerse en los próximos meses, podría permitir ver una extensión del hielo inusualmente alta desde hace bastantes años en el sector atlántico del Ártico, sobre todo en el mar de Barents (más reducida en la zona de Baffin/Terranova, donde en los dos últimos inviernos habían estado algo por encima de la media).
Sobre la AO, que este diciembre está en valores extremadamente negativos, y su influencia en la banquisa ártica:
Por un lado, la AO invernal negativa potencia el Giro de Beaufort y debilita la Deriva Transpolar, limitándose así la expulsión de hielo, sobre todo multianual, hacia el Atlántico. Además, se favorece la advección de hielo este/oeste, es decir, desde las costas de Siberia hacia Groenlandia y el Archipielago canadiense, integrándose aquí buena parte de este hielo en el Giro de Beaufort. Por contra, con AO positiva la mayoría de este hielo sería atrapado por la Deriva Transpolar y expulsado por el estrecho de Fram hacia el Atlántico. Por ello, los ciclos de inviernos con AO- permiten que el hielo se acumule y envejezca en el Ártico en mucho mayor medida que los de AO+.
Por otro lado, la fase negativa de la AO durante el invierno mantiene a raya el flujo de agua atlántica que se cuela en el Ártico por los mares de Barents y el oeste de las Svalbard, y que en la fase positiva de AO/NAO se ve fuertemente potenciado por los SW de la potente baja islandesa (y también el aire cálido, claro).
En cambio, con la AO fuertemente negativa no sólo disminuye el flujo de agua atlántica que entra en el Ártico, sino que el agua superficial ártica y la banquisa se pueden ver arrastradas hacia el S/SW, hacia los mares de Barents y Groenlandia, donde la extensión de hielo invernal podria por eso ser algo mayor.
No obstante, los efectos de este patrón de AO- y de estos intercambios de agua, hielo y aire se dejan sentir también en primavera y verano, ralentizándose el deshielo debido a la mayor extensión del agua superficial ártica en el borde con el Atlántico y a la menor presencia de agua atlántica (cálida y de más salinidad) dentro del Ártico.
Iremos observando qué es lo que va pasando.
Saludos.