Las primeras galernas irrumpen en Vizcaya con vientos de 70 kilómetros por hora
La llegada del buen tiempo ha desencadenado la formación de tres repentinas tormentas que han azotado la costa en apenas diez días
IÑAKI CASTRO/BILBAO
La primavera no sólo es sinónimo de luz, sonrisas y alergias. La estación del color también marca la llegada de uno de los fenómenos meteorológicos más imprevisibles: la galerna. Con el ascenso de las temperaturas, las jornadas con viento sur se generalizan en Vizcaya y accionan una ruleta que en contadas ocasiones desencadena estas repentinas tormentas. En apenas diez días, sin embargo, tres temporales han irrumpido en la costa vizcaína con rachas de viento de 70 kilómetros por hora.
Los expertos explican que la proliferación de galernas se debe a la coincidencia de varios factores. «Para empezar, hay que tener en cuenta que la temporada propia de estas imprevisibles tormentas se prolonga desde abril hasta septiembre», expone Margarita Martín, jefe de estudios de la delegación vasca del Instituto Nacional de Meteorología (INM). El segundo ingrediente que alimenta las galernas es el viento sur. Combinado con las frías corrientes marítimas, se crean las condiciones básicas para la rápida formación de temporales.
El detonante, según apunta la especialista del INM, se encuentra en las capas altas, a 1.500 metros de altitud. Si allí reina la inestabilidad, la galerna está servida. «Nosotros apenas podemos saber lo que ocurre a esa altura. Por eso, es muy complicado predecir estos fenómenos», añade.
Cambio súbito
Aunque la tecnología es limitada para descubrir la gestación de galernas, los expertos de la delegación vasca del INM siguen con detalle la evolución de estas tormentas. El último temporal que han analizado azotó Vizcaya el lunes. El aire caliente terrestre y las corrientes marítimas chocaron en Castro en torno a las siete de la tarde. Tras la tradicional calma que precede a las galernas, el viento giró súbitamente y empezó a soplar con fuerza en la costa cántabra.
Dos horas después, el fenómeno había llegado a Vizcaya. La velocidad del viento se duplicó en el Observatorio de Sondika, que llegó a medir rachas de 65 kilómetros por hora. En la costa, el vendaval fue todavía más apreciable. Lekeitio llegó a registrar corrientes de 72 kilómetros por hora.
La galerna, incluso, obligó a intervenir a los servicios de emergencia. Salvamento Marítimo tuvo que escoltar a una embarcación en apuros desde Armintza hasta Plentzia. Además, los expertos ayudaron a un piragüista en Castro y a un surfer en Ondarroa. El temporal, aun así, no alcanzó la verdadera categoría de galerna. «En teoría, si el viento no supera los 80 kilómetros por hora el fenómeno se denomina galernilla», puntualiza la experta del INM.
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