Ayer finalmente se dejó caer un poco del verdadero invierno ruso por aquí.
La temperatura mínima llegó a los -13ºC y la máxima no pasó de -10ºC. No es que sea nada extraordinario, pues el año pasado en diciembre ya tuvimos hasta -23ºC, pero para el invierno extraordinariamente suave que estábamos teniendo, no está mal. Como suele suceder por aquí, los días más frío son soleados y así ocurrió ayer. Después de unos dos meses de cielos grises, al fin disfrutamos de un día despejado. Os dejo algunas fotos del amanecer y la puesta de sol sobre el Volga helado.