El buitre negro y leonado vuelven a colonizar Europa gracias a la exportación de ejemplares españoles
MADRID. M. J. PÉREZ-BARCO
El objetivo es recuperar los antiguos corredores y refugios de ambas especies en todo el área mediterránea, desde la Península Ibérica a los Balcanes y Turquía
Los esfuerzos por recuperar la población de buitre negro y buitre leonado en la Península Ibérica están dando fructíferos resultados, ya que ambas especies también comienzan a colonizar sus antiguos territorios europeos gracias a la exportación de ejemplares españoles. A pesar de que estas rapaces aún no se encuentran libres de amenazas, su censo ha ido creciendo poco a poco en los últimos años en toda nuestra geografía. Según las estimaciones más recientes, unas 1.400 parejas de buitre negro y más de 20.000 de buitre leonado sobrevuelan los cielos peninsulares. Y ello ha permitido trasladar los suficientes ejemplares a otras regiones del Viejo Continente -donde se extinguieron hace años- como para garantizar el establecimiento de colonias permanentes.
La recuperación del buitre negro tanto en España como en Europa no ha sido una tarea sencilla, por el contrario ha resultado tan compleja como lenta en su ejecución. Fue la Fundación para la Conservación del Buitre Negro (BVCF, en inglés) quien puso en marcha este gran proyecto en 1986, con la intención de habilitar los viejos corredores que esta especie tenía en el arco mediterráneo. «Había que conectar la población ibérica con la de los Balcanes, pues ése era su flujo natural», explica Juan José Sánchez, de BVCF.
Desarrollo natural
Para conseguir ese objetivo es necesario que el buitre negro vuelva a ocupar sus antiguas colonias en Baleares (donde la especie ya se recupera de forma natural gracias a la campaña realizada por BVCF), macizo central francés, Alpes y, por supuesto, los Balcanes. Y ello requiere, además de paciencia, un trabajo previo en el que se han implicado diferentes organismos, como el Ministerio de Medio Ambiente español, las Comunidades Autónomas y los gobiernos locales de distintos países, aparte de asociaciones conservacionistas regionales e internacionales. Entre todos establecen las condiciones óptimas para que la especie se desarrolle por sí sola. «Primero -dice Sánches-, se combaten las amenazas que pueden acabar con su vida, como el uso de cepos envenenados y los disparos; también se impulsa la conservación del hábitat; se consolida la legislación y se invierte en educación y concienciación medioambiental».
Pero hay casos en los que se llega más allá. En la campaña del macizo central francés, concretamente en el parque natural de Cevenne, que comenzó en 1992, «además se impulsó el desarrollo socieconómico de la comarca, a través de un gran apoyo a la cabaña ganadera. En este caso, el 2 por ciento de la economía del lugar es beneficio directo de este proyecto de reintroducción», afirma Sánchez. Este año concluye el programa en Cevenne tras consolidar una colonia de 12 parejas reproductoras y 50 ejemplares. Pero, en 2004, los trabajos continuarán en los Alpes, donde también la especie se extinguió. Y otros doce proyectos similares en Bulgaria, Macedonia, Serbia y Albania están a la espera.
Las Comunidas Autónomas, a través de sus centros de recuperación, donan los ejemplares a BVCF, que se encarga de trasladarlos a su propio centro ubicado en Baleares. Allí los individuos esperan entre cuatro y seis meses a que se gestione toda la documentación necesaria para su exportación, según las directrices que marca la Convención Internacional para el Tráfico de Especies (CITES). Una vez tramitado todo el papeleo, viajan a sus nuevos refugios donde permanecen en grandes jaulas de aclimatación hasta su puesta en libertad.
Reintroducción en Italia
De forma similar trabaja el Grupo para la Recuperación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) en la reintroducción del buitre leonado. Tras consolidar la población de esta especie en algunos puntos de España, como en la localidad alicantina de Alcoy, en el Bierzo y Almería, participó también en la exportación de entre 40 y 50 ejemplares al parque natural francés de Cevenne. Ahora trabajan en la recuperación de la población en Italia, concretamente en el Parque Nacional del Pollino (Calabria) y en los parques naturales de Nébrodi y Madonía (ambos en Sicilia). «Los proyectos necesitan de un mínimo de cinco años para ejecutarse y normalmente se entregan entre 100 y 150 ejemplares paulatinamente. Antes, realizamos un estudio de viabilidad para comprobar que la especie puede salir adelante en esa región y asesoramos a los técnicos en la metodología de suelta y seguimiento», explica Ernesto Álvarez, de Grefa. «Nuestra intención -añade- es crear puntos intermedios que faciliten el intercambio entre las colonias de buitres leonados de España, Francia, Croacia, Eslovenia, Serbia, Montenegro, Rumania, Bulgaria, Hungría e incluso Turquía».
Tanto los individuos que están sanos como los que ya no pueden volar, porque han sufrido daños irreparables, sirven a Grefa para poner en marcha una nueva colonia. «Aquéllos que no vuelan están sueltos alrededor de las jaulas de aclimatación, porque atraen a los demás», explica Álvarez.
2 Respuestas
1894 Vistas