Foro de Tiempo.com
Foro general de Meteorología => Gran Atlas fotográfico de Meteored => Consecuencias meteorológicas y climáticas => Mensaje iniciado por: FRENTEFRIO en Martes 03 Enero 2006 20:52:55 pm
-
En contraposición a muchos fenómenos meteorológicos, que son repentinos y de corta duración, las sequías son más insidiosas; se hacen con una región gradualmente y la atenazan. En casis extremos pueden durar varios años, cubrir grandes extensiones de un continente, tener un efecto devastador en la agricultura y provocar hambrunas.
En contra de la opinión popular la sequía no es sólo un nivel de precipitaciones bajo. La lluvia se distribuye de forma irregular por todo el mundo y algunos lugares reciben menos que otros. Los desiertos, por definición, experimentan pocas precipitaciones. Las regiones tropicales también tienen estaciones húmedas y secas muy diferenciadas, con poca o ninguna lluvia durante las segundas.
La sequía, por tanto, es un término relativo, basado en la previsión de precipitaciones para una región durante un tiempo determinado. Aunque las sequías se pueden ver exarcerbadas por la actividad humana, son fenómenos naturales y nunca deben descartarse.
La definición de sequía varía mucho de un país a otro. En los Estado Unidos el término se usa generalmente cuando en un área extensa sólo cae el 30% menos de volumen de precipitación normal en un período de 21 días o más. En Australia se dice que una región atraviesa un período de sequía si recibe menos del 10% del volumen normal de precipitaciones en un año, mientras que en la India se declara sequía si la precipitación anual es menor del 75% de la media.
Un sistema muy exacto para medir este fenómeno es el índice de intensidad de la sequía de Palmer, desarrollado por Wayne Palmer, del Servicio Meteorológico Nacional de USA , durante los años 50. Mide el equilibrio que entre el agua que se obtiene en forma de lluvia y humedad almacenada en el suelo y el agua que se pierde en forma de evaporación de la superficie terrestre y marítima, y por la absorción y transpiración de la humedad del suelo que realizan las plantas.
Esta información se contrasta con los datos climáticos y se expresa con un número positivo o negativo que representa el nivel de agua de la región. Por ejemplo, resultados entre +2 y -2 indican condiciones normales, mientras que los de -2 a -3 muestran sequías moderadas; entre -3 y -4 se está ante sequías intensas y los valores inferiores a -4 indican sequías extremas.
Una sequía puede ir desapareciendo durante varios meses con el retorno gradual de las precipitaciones normales, pero también puede verse interrumpida de pronto por las lluvias fuertes que causen indundaciones. La alternativa de sequías e inundaciones que se dan en muchas partes del mundo ha llevado a los meteorólogos a decir que la precipitación media es la sequía más las inundaciones, dividido por dos.
En los lugares en los que se da una sequía prolongada los efectos pueden ser catastróficos. La escasez de agua puede acabar con las cosechas y el ganado, amenazando la supervivencia económica de las gentes dedicadas a la agricultura o la ganadería. El suelo puede resquebrajarse y volverse polvoriento y desde luego, la vegetación acaba por secarse, la condición perfecta para que se desarrollen las tormentas de polvo y los incendios. En los países en vías de desarrollo, la sequía puede resultar más grave y provocar hambrunas generalizadas.
La naturaleza cíclica de las sequías agrava sus consecuencias sobre todo en las regionés áridas y semiáridas. Un periodo prolongado de precipitaciones por encima de la media puede dar a los habitantes de estas zonas una visión peligrosamente optimista de la fertilidad de la tierra. Los nómadas y los granjeros pueden extender sus zonas de pasto o cultivos e instalarse en tierras antes inhabitables. Cuando la inexorable sequía vuelva estas gentes no estarán preparadas para la supervivencia.
Esto es lo que ocurrió en los años sesenta en la región sub-sahariana de Africa. Esta zona tiene niveles normales de precipitaciones muy bajos, pero durante los años sesenta se sucedieron una serie de estaciones muy buenas y la población se adentró cada vez más en el desierto. Luego, al final de la década, empezó una sequía que se ha prolongado casi hasta nuestros días y que ha llevado a la muerte por inanición a miles y miles de personas.
Se ha trabajado mucho durante las últimas décadas para indentificar las causas de la sequía y hoy parece evidente que los períodos prolongados de precipitaciones anromalmente bajas en América o Australia están relacionados con los ciclos térmicos de las aguas superficiales del Pacífico y de la costa oeste de América del Sur. Los rápidos cambios de estos ciclos explicarían la repentina aparición de sequías.
Uno de los ciclos más conocidos es el Fenómeno de El Niño. El Niño probablemente ha provocado que los vientos del Pacífico oriental se debiliten en alguna ocasión. Puesto que estos vientos normalmente llevan aire húmedo a esta zona del pacífico, el Niño puede ser el responsable de los períodos de precipitaciones por debajo de la media en el este de Australia.
En 1.982 y 1.983 se achacó la grave sequía que padeció gran parte del continente australiano al fenómeno de El Niño. Durante 1.982 las habituales lluvias de invierno y primavera no se materializaron en los estados del este y a principios de 1.983 amplias regiones registraron su índice más bajo de precipitaciones. La aequía se declaró ése año pero no antes de que las tormentas de polvo y los incendios asolaran gran parte del sureste de Australia.
La relación establecida entre la temperatura de la superficie del mar y las sequías es un interesante avance en las predicciones a largo plazo, y con el tiempo puede allanar el terreno a futuras predicciones de sequías mucho más precisas.
-
Categoría: Sequía (Estiaje)
Autor: Valle de Olid
Fecha: Agosto de 2005
Lugar: Villadepera (Zamora)