Leyendo, leyendo y leyendo me estaba sorprendiendo que nadie mencionaba el informe CLIVAR, versión en castellano:
http://clivar.iim.csic.es/files/informe_clivar_final.pdf
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La comunidad científica internacional viene publicando evidencias desde hace más de dos décadas acerca de la influencia antropogénica en el clima. El último informe (AR4) del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) reitera, de manera contundente, la gran importancia de la “huella” que la humanidad está dejando impresa en el clima y alerta sobre sus posibles consecuencias en el planeta.
Este informe de la Red Temática CLIVAR-España sintetiza y evalúa la información existente sobre los aspectos físicos del cambio climático reciente observado en la Península Ibérica (PI) e intenta mejorar nuestra comprensión de los cambios climáticos que afectan y han afectado a la PI, para poder anticipar mejor los impactos de futuros cambios en el clima a distintas escalas temporales.
El Clima de la PI en el Pasado
Los estudios sobre la evolución del clima en el pasado han demostrado que la PI se vio intensamente afectada por cambios climáticos de carácter rápido (desde décadas a pocos centenares de años) que estuvieron asociados a patrones de variabilidad de gran escala típicos del Atlántico Norte. Algunos de estos eventos, ocurridos durante la deglaciación (entre 19000-11000 años antes del presente) corresponden a los periodos climáticos más extremos en términos de frío y aridez, superando incluso el último máximo glacial (hace unos 23000 años). Durante el periodo interglacial actual denominado Holoceno y que abarca los últimos 11700 años han ocurrido numerosas oscilaciones climáticas con cambios térmicos no demasiado acusados pero con alteraciones significativas del balance hídrico peninsular que dan una perspectiva histórica a los cambios climáticos actuales.
El Clima Actual de la PI: Observaciones
Temperatura:
Los registros instrumentales del siglo XX muestran un aumento progresivo de la temperatura que ha sido especialmente acusado en las tres últimas décadas (1975 – 2005), cuando se registra una tasa media de calentamiento de ~0,5 ºC/década (un 50% superior a la media continental en el Hemisferio Norte y casi el triple de la media global). Si se considera todo el siglo XX, la subida de temperatura ha afectado a todas las estaciones del año por igual, pero en los últimos 30 años el calentamiento ha sido mucho más pronunciado en primavera y en verano.
Precipitaciones:
La precipitación anual en las tres décadas recientes ha disminuido de forma significativa en relación a las décadas de los 60 y 70, especialmente a finales de invierno. La década que está a punto de concluir registra los valores más bajos de precipitación anual desde el año 1950. Sin embargo, la fuerte variabilidad interanual y la falta de series que se remonten a principios de siglo impiden afirmar que la
precipitación haya descendido de forma generalizada a mínimos históricos. En conjunto, la señal antropogénica en la precipitación no ha emergido de forma evidente por encima del “ruido de fondo” natural.
En particular, la marcada disminución de la precipitación de verano proyectada por los modelos climáticos para finales del siglo XXI no se ha manifestado todavía en las observaciones.
Características Marinas:
Desde 1985 a 2005, en el Golfo de Vizcaya, la temperatura superficial del mar ha aumentado entre 0.12 ºC/década en el sector sudoeste y 0.35 ºC/década en el sector noroccidental, consistente con el incremento de 0.190 ± 0.134 ºC/década estimado para todo el hemisferio norte desde 1979 al 2005 (IPCC). Este calentamiento se extiende en la columna de agua, con subidas de temperatura durante los 90 de entre 0.15 y 0.30 ºC/década en los primeros 1000 metros. Por otra parte, en la cuenca Mediterránea occidental, durante la segunda mitad del siglo XX, se registra un aumento de temperatura y salinidad en capas profundas, así como una elevación de los valores de salinidad en capas intermedias (~0,00013 psu/año).
Además, desde 1967, en la costa Atlántica se observa un descenso del 30% en la intensidad del afloramiento que afecta a la riqueza y a la renovación de las aguas costeras.
Nivel del Mar:
En las costas Atlánticas los mareógrafos han registrado aumentos sostenidos del orden de 1.4 mm/año, si se considera todo el siglo XX, y de más de 2 mm/año si se considera sólo la segunda mitad del siglo XX. En las costas Mediterráneas, en cambio, las tendencias observadas durante la última mitad de siglo son menores e incluso negativas. La presión atmosférica, más alta de lo normal en la zona entre los años 60 y 90, y el incremento continuado de salinidad han contrarrestado en parte el aumento de nivel del mar observado a nivel global. Con todo, los registros del Mediterráneo Occidental que abarcan todo el siglo XX muestran tendencias positivas de 1.2 mm/año.
El Clima Actual de la PI: mecanismos de variabilidad natural
El fenómeno de variabilidad climática del hemisferio norte más influyente en la PI es la Oscilación del Atlántico Norte (NAO)1, la cual presenta una estrecha vinculación con la temperatura y con la variación interanual y decenal de la precipitación. Las proyecciones de clima para el siglo XXI muestran una tendencia hacia la fase positiva de la NAO, lo que conllevaría una disminución de la precipitación peninsular, sobre todo en la mitad sur, y un incremento general de temperatura en la PI. La influencia de ENSO2 en la PI es menos clara pero significativa en las temperaturas y precipitaciones de otoño y primavera.
El Clima de la PI en el Futuro: impactos antropogénicos
Las proyecciones regionales en la PI para finales del siglo XXI muestran un importante aumento de la temperatura media estacional, máximo en verano (6ºC en escenarios con mayor impacto antropogénico3) y mínimo en invierno (2-3ºC). También se prevé un descenso de la precipitación a lo largo de todo el año, mayor en verano que en invierno. En promedio se predice una tendencia a condiciones más áridas en la mayor
parte de la PI. Con mayor incertidumbre, los modelos sugieren un aumento de los eventos extremos de precipitación, tanto los episodios secos como los de precipitaciones intensas. También se predice un incremento de los eventos de temperaturas elevadas (>30ºC), especialmente en la zona sur peninsular.
INTRODUCCIÓN
(…)
La PI está situada en una zona climática de transición entre latitudes templadas y tropicales. La existencia de ambientes semidesérticos, mediterráneos, atlánticos y de alta montaña da lugar a importantes variaciones espaciales de temperatura y precipitación a las que se añade una gran variabilidad interanual. En el último resumen del IPCC, la región del sur de Europa ha sido señalada como una zona de especial vulnerabilidad frente al cambio climático, para la cual se pronostica un aumento de los fenómenos extremos, una disminución de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas. El déficit hidrológico de buena parte de la PI, la conocida fragilidad de los ecosistemas mediterráneos y la dependencia del agua que tiene nuestra sociedad, tanto para consumo directo como para poder desarrollar actividades agrarias e industriales, hacen que la PI sea particularmente sensible a los cambios climáticos rápidos. Los costes previstos en los escenarios de cambio climático futuro son elevados e incluyen pérdidas económicas debidas al incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos tales como sequías y lluvias torrenciales, pérdida de biodiversidad, etc. Por todo ello es fundamental entender y anticipar los cambios futuros del clima en nuestra región, para poder implementar estrategias de adaptación y mitigación.
Mi opinión es que resulta difícil trazar la línea entre desertización y desertificación
-ésta última de origen humano- , y más difícil la línea planteada por Caladian: variación de fronteras biogeográficas en relación al cambio climático.
... otro documento relacionado:
"Condicionantes de la respuesta vegetal al cambio climático. Una perspectiva paleobiológica"
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=208223
(…)
Ante los cambios climáticos acaecidos desde la última glaciación, la vegetación ibérica se ha mostrado a menudo inerte durante milenios y a veces reactiva en la escala de centurias o incluso décadas. Las respuestas abruptas pueden condicionarse a factores no climáticos, muy a menudo cambios en el régimen de fuegos. La cuestión del equilibrio es, simplemente, un problema de escala. En este sentido, el control del cambio vegetal se deslizaría sutilmente desde lo climático a lo biótico conforme disminuimos la escala temporal y/o espacial. A la hora de interpretar los cambios en la composición, estructura y distribución de comunidades vegetales, las oscilaciones climáticas abruptas representan accidentes históricos que, eventualmente, pueden llegar a ser más relevantes que las tendencias climáticas a largo plazo.
Fco, sin acritud; qué casualidad que en el citado Inventario Forestal Nacional, Almería (Indice de Aridez subdesértico); Granada, Huelva y Sevilla (IA. árido) son las únicas provincias sin datos. ¿Quizás había pocos pinos que contar?
Aumento de temperatura también es aumento de riesgo de incendios... y por aquellos lares pérdida de vegetación es causa segura de pérdida de suelo.
Hablando de pérdida de suelo; al lorito con el archipiélago, en gran parte también clasificado Zona de Alto Riesgo. :-\
... y las series de vegetación??, otro indicador de hacia dónde vamos...
documento guanche interesante sobre cambio climático y vegetación.
http://webpages.ull.es/users/acanacie/CambClima_VegetCanar_MdelArco.pdf
Saludos