Este punto lo he comprobado al ver como la línea de vegetación arborea parece que ha subido 100m.
El cambio climático modifica la vegetación de alta montaña en el centro de la Península Ibérica Los días de nevada se reducen en las altas montañas mediterráneas como Peñalara (arriba) debido al cambio climático. Ello provoca que especies como el enebro (a la derecha) o el piorno (izquierda) conquisten las cumbres
Plantas endémicas de las altas cumbres se ven desbancadas por la conquista de su territorio por otras que se desarrollan en condiciones más cálidas
MADRID. La alta montaña madrileña tiene nombre propio: Peñalara. Su cumbre destaca entre la sierra de Guadarrama y con sus 2.428 metros se cuenta entre las más viejas montañas peninsultares. Además, representa el único foco de glaciarismo cuaternario del Sistema Central y en sus vertientes todavía se detectan reductos de cuatro glaciares que hoy acogen las frías y limpias aguas de importantes lagunas y lagunillas.
La ascensión hasta su cumbre pasa por explorar los ecosistemas cercanos a sus lagunas, un paisaje que Pío Baroja definió de «extraño, cósmico, algo como un lugar del planeta inhabitado». Y no le faltaba razón, porque en sus alturas hay que hacer frente a un suelo pedregroso, abrupto y tosco, tan sólo conquistado por las praderas de montaña. Pero este -por así decirlo- desolador panorama (que ofrece unas vistas inmejorables de la sierra madrileña) no ha ocultado nunca la belleza e importancia de una cumbre considerada ya en tiempos de los arévacos -sus primeros pobladores en el año 143 antes de Cristo- como montaña sagrada. Mucho más tarde, en 1990, Peñalara se convierte en Parque Natural de la Cumbre, Circo y Laguna de Peñalara.
Cambios sustanciales
Pero este conocido y singular paisaje se está viendo seriamente modificado por el incremento de las temperaturas invernales y la reducción de días en que la nieve cubre las cimas. Así lo constata el estudio realizado por un grupo de investigadores españoles que ha comprobado cómo la vegetación del piso más alto de la montaña mediterránea está desapareciendo debido a la invasión de arbustos de cotas más bajas, como consecuencia de la falta de nieve en las cumbres y del aumento de la temperatura provocado por el cambio climático.
El equipo -integrado por expertos de las Universidades Politécnica de Madrid, Almería y del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA)- ha utilizado imágenes aéreas para comprobar los cambios producidos desde 1957 a 1991 que ponen de manifiesto que los efectos del cambio climático, además de influir en zonas lejanas del planeta, también lo hacen en nuestro entorno más próximo. «Este fenómeno está ocurriendo en todas las montañas mediterráneas, en Sierra Nevada, en el Sistema Ibérico... y estamos preparando un estudio sobre Gredos en donde constatamos los mismos cambios», señala Eduardo Sobrino, del departamento de Producción Vegetal de la Universidad Politécnica de Madrid. «El efecto será general en todas las montañas que tienen suficiente altitud -añade- y perjudica a especies vegetales ya de por sí restringidas por las condiciones en las que tienen que vivir y desarrollarse».
En el Sistema Central, y en especial la zona estudiada, los grandes desniveles del entorno determinan la variación de temperatura dependiendo de la altura. Así, la vegetación sigue el ritmo de estos paisajes. Hasta los 1600 metros se encuentran los fresnos, acebos, pinos, brezos y jarales. La altitud media, entre los 1500 y 2000 metros, se encuentra frecuentado por los enebros, el pino albar, los piornos y líquenes. En las alturas superiores, por encima de los 2000 metros, el suelo pedregoso y abrupto deja un pequeño espacio para los cespedales, pastizales y algunos enebros.
En este estudio, para determinar los cambios de aspecto de la vegetación se han utilizado grupos de plantas fácilmente identificables en fotografías aéreas como la Festuca Aragonensis, típica del cinturón de las zonas elevadas y frías de la cadena montañosa mediterránea, y grupos de arbustos del enebro rastrero (Juníperos comunes ssp Alpina) y piorno serrano oromediterráneo, de altitudes más bajas.
La protección de la nieve
«Las plantas del piso oromediterráneo están conquistando la zona crioromediterránea -señala Sobrino- y apuntamos al cambio climático porque hemos constatado variaciones en la temperatura y una disminución de los días de nevada». Esta situación provoca que las praderas de montaña -en tiempos más protegidas por la nieve- quedan al descubierto y que aquellas plantas que no conquistaban las altas cotas como consecuencia del duro frío y del hielo comiencen a encontrar menos obstáculos para hacerse con el terreno.
El estudio señala que la temperatura ha variado más de medio grado durante los meses invernales y que las temperaturas mínimas suben en el mes de enero de forma más acusada que el resto del año. La influencia del cambio climático es clara para este equipo de investigadores ya que la influencia del hombre sobre el ecosistema es mínima y tan sólo se da un escaso aprovechamiento ganadero que en los últimos 50 años se ha mantenido de manera constante.
En cuanto a las especies animales que sobreviven en este hábitat «por el momento -señala Sobrino- no se encuentran implicadas ni amenazadas, pero los cambios modifican la capacidad de acogida de muchas de ellas». Peñalara es la cuarta colonia, en orden de importancia mundial, de buitres negros. En sus dominios también pueden encontrarse el águila real y calzada, buitre leonado, jabalí, la cabra montesa, y la única y exigua población madrileña de tritón alpino.