Por ejemplo, del análisis y comparación de los números Wolf de los ciclos solares y los eventos climáticos de la historia, el astrónomo Finlandés Timo Niroma hizo el siguiente gráfico donde la curva inferior, de color verde, representa la actividad solar desde el año 1600 hasta el año 1820. Niroma descubrió que el patrón de variación de los ciclos solares vuelve a repetirse a partir de 1820 hasta nuestros días.
Se ve en la curva verde al gran Mínimo Solar Maunder, época en que no se vieron manchas en el Sol durante 70 años. No se ha vuelto a repetir algo tan profundo. Luego vemos que los ciclos solares 3 y 4, previos al Ciclo 5 (o Mínimo Dalton) ocurrido entre 1795 y 1820, condujeron a un notable enfriamiento de la Tierra que duró hasta más allá del 1830, casi 1850. Cuando Niroma superpuso ambas curvas notó la notable similitud y pensó que no era nada aventurado pensar que este patrón seguiría cumpliéndose.
Por ello Timo Niroma se atrevió a proyectar el patrón hacia el futuro y comprueba que desde poco después del 2000 se había comenzado a producir un enfriamiento del planeta que se profundizará hacia el 2030, coincidiendo con las predicciones de otros astrónomos, como el americano Rhodes Fairbridge, y el alemán Theodore Landscheidt, asegurando que en esa época se producirá un doble Mínimo Solar al que denominaban Gleissberg, pero que se quiere rebautizar ahora como Landscheidt en su honor.
Este pronosticado ciclo de 65 a 70 años de enfriamiento coincide con los ciclos observados por la Organización Mundial de Alimentos y Agricultura, en la pesca comercial, donde se observan ciclos de 65 años de crecimiento de la abundancia y reducción de la pesca –que también coincide con las oscilaciones oceánicas como la Oscilación Decadal del Pacífico, y la Oscilación Multidecadal del Atlántico. Nada es casual, todo tiene un encadenamiento de causas y efectos que han sido determinados con bastante precisión. También los astrónomos L.B. Klyashtorin y A.A. Lyubushin, del Instituto Federal Ruso de Pesquerías y Oceanografía, en su reciente estudio “Cambios Climáticos Cíclicos y Productividad de Peces”, identifican claramente un ciclo de 60 años (55-75 años) que atribuyen sin duda alguna a las variaciones de la actividad solar.
¿Son algo nuevo estos estudios? Para nada. Ya en 1914 el gran oceanógrafo y geólogo Sueco, Otto Petterson, publicó un estudio que abrió un extenso debate entre sus pares por su teoría de las “Variaciones Climáticas en tiempos históricos y prehistóricos,” (Svenska Hydrogr. Biol. Komm., Skriften, No. 5, 26 p.), donde habla de “la fuerza generadora de mareas” de la acción combinada del Sol y la Luna y su influencia sobre la abundancia de arenques y otras especies en el Ba´ltico y el Atlántico Norte. En un fascinante trabajo de revisión histórica, revisando una inmensa cantidad de documentos históricos, que comienzan con las Sagas Vikingas y terminan con las mediciones de salinidad y temperatura del agua del Báltico en 1913, expone una abrumadora correlación entre el clima de Escandinavia, el fracaso de cosechas y las hambrunas, el asentamiento de poblaciones en Islandia y Groelandia y su posterior abandono por el avance de los hielos, el congelamiento completo del Mar Báltico, etc, y las fases lunares y la actividad solar.
Todas estas investigaciones, laboriosamente documentadas y profundamente comprobadas, apuntan al principal culpable de los cambios climáticos que experimentó la Tierra en su historia y su socia: el Sol y la Luna.
Fuente: El ciclo solar de 11.000 años
Añadir el tema del baricentro Solar, esto si es mas que el 0,1% de la TSI para influir en el clima.