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Relaciones tormentosas por la siembra de nubesLa Mancomunidad Antigranizo de Aragón invierte al año unos 500.000 euros de ayudas públicas y va a ampliar su área de lucha contra el pedrisco. Pero no todos ven con buenos ojos el uso del yoduro de plata: Cataluña ha dejado de apoyar con dinero público la siembra de nubes, y Soria se protege con aviones espía.
PACHICA Gª INDA. Zaragoza | Esconjuradores, toques de campana, oraciones... Todo valía contra las tormentas, tan temidas por los agricultores que veían cómo sus cosechas quedaban arrasadas tras unos demoledores minutos de cortante pedrisco. Pronto la ciencia se puso manos a la obra para aminorar los efectos de un fenómeno atmosférico que ni las plegarias más devotas a Santa Bárbara podían frenar. Desde el siglo pasado, se busca cómo modificar artificialmente el tiempo, una línea de investigación cuestionada por muchos, que piden que la acción humana respete el curso de la Naturaleza, y ansiada por otros, que quieren limitar las grandes pérdidas del pedrisco.
Científicos y empresas buscan cómo evitar granizadas o reducir sus daños, pero también cómo aumentar las lluvias, como pretende Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad madrileña, copiando técnicas usadas en Israel. En 43 países se han probado métodos para estos fines, manteniéndose como el más extendido la siembra de yoduro de plata con generadores en tierra.
Aragón, líder en España
Aragón encabeza esta siembra en España. La Mancomunidad Antigranizo tiene 33 generadores extendidos por diversas comarcas (Calatayud, Campo de Cariñena, de Daroca y Jiloca...). Está formada desde 2002 y estima que los daños producidos por el granizo se reducen entre un 25 y un 50%, si bien reconoce que se necesita más tiempo para tener una estadística más contrastada.
El plan, que se costea con ayudas públicas (Ayuntamientos-Comarcas-DGA..) e invierte unos 500.000 euros anuales, se incluye en la investigación "Modelización de la energía cinética de las precipitaciones de granizo", aprobado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y en el que intervienen las universidades de Barcelona y León y el Instituto Nacional de Meteorología (INM). El proyecto estudia el tamaño y energía cinética de las piedras, cómo son las tormentas, cómo mejorar la lucha antigranizo y su eficacia.
La siembra consiste en quemar yoduro de plata (AgI) en muchas estufas para que esa sustancia suba a las nubes y allí fomente la formación de muchas granizos pequeños e impida la creación de grandes piedras.
La teoría no la cuestiona nadie, pero la práctica plantea dudas. "La sustancia emitida desde tierra tiene que llegar al sitio correcto (a miles de metros), en el momento adecuado (antes de que se forme granizo grande porque ese no hay quien lo deshaga ni rompa) y actuar debidamente", advierte Antonio Conesa, del grupo de Predicción del Centro Meteorológico de Aragón. "No hay evidencia científica de que el sistema funcione, aunque tampoco de que no funcione", añade. Gabriel Buendía, del Centro Meteorológico de Valladolid, defiende que "no se sabe exactamente si la siembra con yoduro de plata produce incremento o disminución de granizo".
El Consejo Nacional de Investigación de EE UU, uno de los países donde más ha crecido la industria antigranizo, emitió en 2003 un informe sobre la modificación del tiempo (antigranizadas y lluvias) en el que destacaba el alto interés de todos estos asuntos, pero lamentaba la falta de "éxito demostrable". El citado Consejo, órgano independiente que asesora al Gobierno estadounidense, concluye en ese informe que "tras un riguroso examen sobre los resultados acumulados de numerosas pruebas experimentales, tanto estáticas como dinámicas, sobre la siembra, realizadas a lo largo de las últimas cuatro décadas, se ha encontrado que esos exámenes todavía no proporcionan la evidencia ni estadística ni física que se requiere para establecer una certeza científica" (traducción literal).
Cataluña abandonó en 2005 el apoyo público a estos sistemas porque "científicamente no está comprobado que funcionen". La Generalitat no prohibió estos métodos, pero eximió a los agricultores de Terres del Ponent (Lérida) de pagar el canon anual (8 euros de media por agricultor), con lo que se costeaba más del 80% de la siembra.
La oposición a estos métodos también crece por parte de colectivos ciudadanos que no ven con buenos ojos que el hombre quiera modificar artificialmente el tiempo, sobre todo sin conocer con certeza sus consecuencias. En pueblos de la Ribagorza o de Soria, se asocia el yoduro de plata a la desertización, algo que tampoco cuenta con el consenso científico. "La siembra de nubes modifica el comportamiento de los procesos de precipitación, pero no disminuye ni incrementa la cantidad de agua contenida en la tormenta", apunta Fernando Peligero, gerente de la Mancomunidad Antigranizo de Aragón.
Impopularidad social
Ramón Juste, gerente de Bodegas Enate, reconoce que dejaron de utilizar yoduro de plata (lanzaban cohetes a las nubes) por la "impopularidad" generada en esa zona del Somontano. "Desde hace tres años no hemos comprado ni un solo cohete y no hemos tirado prácticamente desde hace cuatro", asegura. Juste, defensor de la efectividad de la técnica, lamenta que algunos ciudadanos culparan de la sequía a las lanzaderas de Enate. "Llevamos ya varios años sin la siembra de nubes y la sequía empeora", apunta.
"Nosotros llevamos dos años sin campaña antigranizo y la sequía cada vez es peor", cuenta Maite Torà i Solsona, directora técnica de la Asociación de Defensa Vegetal Terres del Ponent. Este colectivo mantenía la mayor lucha antigranizo de España hasta el giro de la Generalitat de 2005. "Teníamos 50 generadores terrestres de yoduro de plata, conectados vía radio por una emisora central. Los días y horas que el INM determinaba de riesgo se encendían. Eran una media de 30 días al año y de entre 250 a 280 horas. El sistema no es eficaz al 100%. Los estudios hablan de una reducción de daños de un 40 a un 45%. El problema es que no tienes dos días iguales y no puedes saber qué hubiera pasado si no hubieses sembrado", concluye.
Peligero también advierte que la lucha antigranizo "tiene unas limitaciones determinadas por la severidad de los fenómenos climatológicos", como la que descargó el 19 de julio en Maluenda. El gerente utiliza el símil del cinturón de seguridad. "Evitan muchos daños, pero si el choque es demasiado violento...", plantea.
La efectividad de los sistemas es otros de los puntos en cuestión. La siembra lleva años siendo objeto de relaciones tormentosas entre la propia gente del campo. Los agricultores coinciden en mirar preocupados al cielo en cuanto se acerca una nube gris, pero ahora también miran de reojo al pueblo vecino para saber si emiten yoduro o lanzan cohetes. Para unos, eso es su salvación, para otros, la causa de sus males.
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