Mejor sería que en vez de nuevos territorios mas dispersos (aún mas al este en Pozazal), se buscaran por el eje central de Cordillera y mezclasen genes de nuevo. Eso sí seria un NOTICIÓN!!.
Lo bueno es ese lento pero paulatino incremento...ya me gustaría decir lo mismo de los gallos de monte
Afortunadamente, hay intercambio genético entre ambas subpoblaciones (
en esta noticia enlazan al propio estudio) y de hecho el trasvase de ejemplares del occidente al oriente es lo que ha salvado a esta última subpoblación de desaparecer, pues en los 90 hubo varios años sin crías y con una o dos osas reproductoras.
Además de estos datos hay que matizar que los censos anuales cuentan las osas que ese año han criado, pero que como crían cada dos años, en realidad, el número de osas reproductoras se aproximaría al doble, pues la osa que pare en 2015 en el censo de 2016 no computa por seguir con el esbardo del año anterior. Lo interesante de las hembras es que no se mueven mucho de la zona en la que nacen, ocupando hábitats cercanos a los elegidos por sus madres, por lo que la presencia de osas garantiza cierta estabilidad, además que supone la existencia de lugares de cría y refugio óptimos, pues los machos al tener zonas de campeo más amplias no requieren unos espacios tan favorables.
Viendo el mapa adjunto llama la atención el vacío que hay en el centro de la Cordillera Cantábrica, son zonas en las que aunque no haya osas, sí hay osos, pero mayormente ejemplares de paso. Y salvo la parte central de León por la AP-66, N-630, pantano de Luna, RENFE... no es por falta de hábitats favorables, pues las comarcas de Aller/Caso/Redes/Ponga/Riaño e incluso Omaña... cumplen de sobra con las exigencias para una población estable de hembras, por alimentación, refugio... Por lo visto el tema está más en las molestias, que en lo que a la zona que conozco un poco incumbe, Riaño-Ponga-Redes, tiene mucho que ver con el modelo de gestión de las Reservas Regionales de Caza.