Lo que el ojo no ve Dos científicos asturianos desarrollan un sistema para ´fotografiar´ el enlace químico
Amador Menéndez y Santiago García.
Que el agua hierva a 100 grados y se convierta en hielo a cero es una consecuencia directa de la existencia de dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno y de las uniones existentes entre estos átomos. Algo similar ocurre en un equipo de fútbol. Su rendimiento como un todo viene condicionado por cada uno de sus jugadores individuales y por la compenetración existente entre ellos. El paralelismo pone de relieve la importancia de conocer con precisión los mundos atómicos y moleculares. Visualizar estos detalles tan minuciosos es hoy una realidad gracias al reciente descubrimiento de los científicos asturianos Amador Menéndez Velázquez y Santiago García Granda. Fruto de sus avances en la técnica de difracción de Rayos-X, es posible fotografiar los átomos y el enlace químico.
El milímetro marca la frontera de lo que podemos distinguir a simple vista. La mayor parte de las células de nuestro cuerpo miden alrededor de una centésima de milímetro, como los glóbulos rojos que transportan oxígeno por la sangre o los glóbulos blancos de nuestro sistema inmunológico. Asomarse a este mundo es posible con la ayuda de potentes microscopios. Pero los átomos y las moléculas son todavía algunos órdenes de magnitud más pequeños. En este caso, el microscopio ya no es suficiente. Se necesita una técnica de visualización indirecta: la difracción de Rayos-X.
Los investigadores asturianos, que recibirán hoy el premio del Colegio de Químicos de Asturias, han logrado un importante avance mediante el sistema Molfinder (buscador de moléculas). Haciendo uso de la inteligencia artificial, han conseguido que el sistema no precise de intervención humana. El programa es capaz de fotografiar también los enlaces químicos, lo que evita conjeturas arriesgadas por parte del científico. El hallazgo tiene repercusiones. Si disponemos de la forma o estuctura molecular precisa de un agente patógeno, como puede ser un virus, resulta mucho más rápido y racional el diseño de un fármaco capaz de neutralizar ese agente patógeno. Se evitan así numerosas pruebas de ensayo y error en el laboratorio.
PD: Mola que tus profesores descubran cosas