Pues por el momento la borrasca sigue modelizándose ahí, al oeste, girando sobre sí misma, de tal manera que a una semana es posible que dispare brazos húmedos al sur o que se quede precipitando en el océano. Como tantas veces las previsiones de la Semana Santa se escurren de la ciencia y no se sabe bien que va a pasar. Abril, mes locuelo, como febrero. En abril, aguas mil, y todas caben en un barril. Hasta que desbordan. Depende.
La cuestión es que por el momento el próximo azoreño, en su desplazamiento natural hacia el este, va a posicionarse, ya no en el Cantábrico, como de costumbre, sino más al norte, hacia Bretaña, con lo que el hueco sur es más susceptible a la baja presión y por lo tanto que pueda precipitar por el sur o por el oeste. Pero cualquier pequeño cambio podría alterar bastante la circulación y el desarrollo de las diferentes masas atmosféricas. En cualquier caso, las anomalías cálidas de las temperaturas del agua en el sur y en el este podrían favorecer el ahondamiento de alguna dana.