La bajada ártica se gesta ya desde hoy mismo, primeramente porque en su cara norte el groenlandés hace girar una bolsa canadiense, que no siberiana, hacia el centro polar. Esta bolsa contacta el domingo con la asiática, el otro bipolo de las dos continentales.
El lunes las altas de Groenlandia, protuberando hacia Islandia, tienen cuerpo suficiente como para encaminar de forma veloz esa masa fría hacia Europa, vía Escandinavia.
El miércoles y jueves la bolsa se ralentiza sobre las Británicas.
A partir de aquí hay muchas posibilidades. Una es que siga retrogradando hacia el este norteamericano, pero esto sería una prolongación, no la bolsa madre. Otra que se quede aprisionada, medio estática, atrayendo otras bajas. Otra que pierda fuerza. Otra que se dirija algo más al sur si el anticiclón de Azores, que no está en Azores desde hace tiempo debido también a La Niña, se abre hueco hacia algún lugar al oeste de Irlanda.
El Atlántico americano se está modelizando como productor de profundos remolinos que irán penetrando en el océano hacia Europa.
Otras fuerzas que están al acecho consisten en más bajadas polares, no descarto continentales, hacia Europa, ya que las altas asiáticas siguen amenazando con volver a emerger.
El chorro está siempre pidiendo desagüe. Y lo hará por donde pueda. En principio todo apunta a que venga hacia aquí, pero, dado su deshilachamiento temporal, es posible que se siga meandrizando y entrelazando sus trenes de lluvias con el frío generalizado para ir enharinándonos por aquí o por allá.
Posibilidades de que la bolsa fría nos visite, hay. De arribada de zonal, también. Y, porqué no?, las dos cosas a la vez. Los modelos a veces están dando escenarios sorpresa. Nunca se sabe.
La experiencia de lo pasado es una estadística, y en ella se basan las tendencias, pero la meteorología no entiende del pasado, por eso siguen y seguirán habiendo nevadas no predichas.