La tendencia a corto y largo plazo son estes y más estes. El anticiclón en el Cantábrico es lo que tiene. El lado positivo que tiene esto es alguna revitalización, por pequeña que sea, de humedad, en el este y sureste peninsular.
Esta tendencia viene materializándose desde hace algún tiempo. Se podría considerar que el azoreño desplaza su ubicación hacia el este, o que el continental lo hace hacia el oeste, pero, se mire como se mire, la tendencia a las altas en Europa occidental no es lo corriente.
Generalmente, y más en invierno, a nivel global, hay un desplazamiento hacia el este de las diferentes masas. Pero desde hace un tiempo este desplazamiento se ve frenado con lo que el previsible flujo del azoreño, a veces pasándonos por encima, hacia Italia y este se ve sustituido por un anticiclón estancado. Es verdad que la península, por estar cerca del azoreño, por ser una meseta protegida por montañas, y por no tener masa verde por excesiva tala, es propensa a ser impermeable a las entradas oestes, aparte de otras, que deberían de ser lo natural, pero debido a esta constancia en subir las presiones hacia el Cantábrico y estancarse ahí y alrededores, este flujo y la alternancia sucesiva de diferentes dinámicas, se ve muy mermada.
Esta semana América del Norte va a volver a estar sumergida en frío polar. Esto podría movilizar de nuevo el Atlántico norte, pero lo que no sabemos es si el chorro en altura conseguirá meandrizarse hacia el sur o seguirá estando muy alto, a alturas noruegas, y dividido en dos, con otro ramal sur, cosa que restaría potencia a los meandros.
De momento, sequía hasta nuevo cambio de modelizaciones.
En Europa del este, debido a este anticiclón en la Europa occidental: ola de frío siberiano.