Pongo más datos;
Boca de Huergano:
Enero 1954: 15 días de nieve, 30 días de suleo cubierto
Febrero 1954: 14 días de nieve, 26 días de suelo cubierto
Ahora meto esto para Reinosa y Cantabria en general;
LA GRAN NEVADA DE ENERO-FEBRERO DE 1954 Y en cuanto a nieve caída superó a todas la de 1954, porque a los 2,80 metros caídos en enero hubo que agregar 1,24 metros de febrero, cuando todavía quedaba mucho del mes anterior, juntándose los 2,5 metros sobre el suelo (declaraciones para Fontibre de Francisco Hernández)
Estamos seguramente ante la mayor nevada en Cantabria de los últimos 200 años, muy posiblemente fue superior a la de 1888, y ésta ya parece que había sido mayor que las de 1830 y 1860. Las gentes de Campoo aún la recuerdan hoy como la gran nevada de los años 50, y no rememoran las nevadas de febrero de 1956, muy frío pero mucho menos nevador, sino que recuerdan la gran nevada caída entre enero y febrero de 1954. Se la recuerda sin duda como la mayor nevada del siglo XX, al menos hasta donde las gentes aciertan a recordar.
Aquel año de 1954 se inició con un mes de enero muy revuelto, sobre todo en las regiones del norte peninsular, así lo atestigua el Boletín Climatológico Mensual publicado por el Instituto Nacional de Meteorología:
Días 1 al 3: “el área anticiclónica más intensa permanece al oeste del archipiélago británico, desde donde se extienden las altas presiones hacia el SO o sur. En el Mediterráneo occidental las presiones son relativamente bajas. En nuestra península, que es atravesada por algún frente frío, predominan los vientos de componente norte, y se registran temperaturas bajas, llegando las mínimas hasta los 12ºC bajo cero en Teruel el día 3”(...)
Días 4 al 8: “siguen las presiones más altas al oeste de las Islas Británicas(...) En el Mediterráneo se forma un mínimo depresionario hacia las proximidades de Córcega y Cerdeña. Siguen las temperaturas bajas hacia Albacete, Cuenca Teruel y Soria. Continúan los vientos del norte. Nieva en la cuenca del Duero Aragón, Alto Ebro y puntos altos de otras regiones”(...)
Como podemos ver en estas descripciones de la situación sinóptica la circulación era claramente del norte en toda la península, afectando de lleno a Cantabria donde en su capital se producían chubascos de granizo los días 1, 4, 5, 6 y 7 del mes, así como chubascos de lluvia los días 9 y 11. En Reinosa se había iniciado la nevada la noche de fin de año de 1953 y el primer período del temporal se prolongó hasta el día 8 de enero. La situación tendió a mejorar hasta finales de mes cuando se inicia un nuevo recrudecimiento:
Días 28 al 31: “Otro centro borrascoso pasa desde el sur de Inglaterra al Mediterráneo. Las isobaras cambian en estos días de dirección (de NO-SE a NE-SO). Desciende la temperatura en los últimos días del mes. Descargan chubascos tormentosos y nevadas en Cantabria y Galicia. Nieva en las mesetas castellanas, Alto Ebro y puntos de Aragón, especialmente los días 28 y 29”.
Sobre Santander capital descargan estos últimos días del mes tormentas y chubascos e incluso nieve el día 31. La situación en la provincia comienza a hacerse preocupante, el colapso de la red ferroviaria es ya un hecho igual que el aislamiento de los pueblos más altos de la zona sur de la región y el área lebaniega. En Reinosa después de los días relativamente bonancibles de mediados de mes la temperatura vuelve a descender y comienza a nevar el día 26, y arrecia la nevada a medida que nos acercamos al final del mes. A través de la siguiente tabla observamos algunos datos de aquel mes de enero, que sería el preludio de la gran nevada que azotaría la región a principios de febrero.
TABLA 21 DATOS CLIMATOLÓGICOS DE ENERO DE 1954
Observatorios MediaMensual (ºC) Mínima absoluta (ºC) Precipitación (mm)
Cabo Mayor (faro) 8.6 3.5 (día 31) 176.1
Reinosa -0.6 (-2. -9.8 (día 23/24) 245.6 (+111.6)Santander 8.2 (-1.1) Sin datos 135.9 (+16.9)
Villacarriedo 6.2 (-1.5) -4.0 (día 23) 343.6 (+164.6)
Torrelavega 7.1 (-1.2) -1.5 199.0 (+95)
Observamos unas temperaturas inferiores a las normales para la época del año que estamos tratando, especialmente en Reinosa donde la media de aquel mes de enero de 1954 fue inferior en 2.8ºC a la normal de la serie 1911-1975 que es de 2.2ºC; en cuanto a las precipitaciones puede decirse que fueron superiores a las normales entre un 47% en el caso de Villacarriedo, un 45% en Reinosa y un 12% en el caso de la capital Santander. Fue por tanto un mes frío y lluvioso y en las zonas altas estas lluvias se convirtieron en nieve, tal y como podemos ver en el cuadro siguiente:
TABLA 22 DÍAS DE NIEVE Y LLUVIA. ENERO 1954.
Estaciones Días de nieve Días de lluvia (mm)
Corrales de Buelna 5 14 (285.7)
Reinosa 16 2 (245.6)Santillana 3 16 (247.6)
Villacarriedo 7 12 (343.6)
Santander 1 18 (135.9)
El Escudo 14 6 (232.5)
Es digno de resaltar la gran cantidad de días de nieve que se registraron en Reinosa (16) y la importante precipitación que se acumuló durante todo el mes, lo que nos da una idea del espesor que tuvo que alcanzar la nieve durante este primer mes del año y teniendo en cuenta que lo peor estaba aún por llegar. En Santillana se registraron 3 días de nieve y en Santander 1, todos ellos al final del mes cuando la situación de componente norte se recrudeció de forma importante y aún lo haría más a principios de febrero.
La prensa regional comienza a destacar los problemas con que se encuentra toda la zona alta de Cantabria a medida que avanza el mes y la situación va empeorando:
Día 30: “violento huracán azotó ayer nuestra ciudad con vientos de hasta 119 km./h. Vientos del NO que obligaron al cierre del aeropuerto de Parayas. Fuertes nevada en la parte alta de la región especialmente en Campoo y Liébana.”
Llegaban informaciones de Potes dando cuenta del fuerte temporal de lluvia y nieve que hacía intransitables los caminos y producía graves inconvenientes en los pueblos más altos del valle.
El día 30 se mantiene el mismo tenor en los partes meteorológicos reproducidos por el Diario Montañés con temperatura mínima en Santander de 4.0ºC y máxima de 10.0ºC, vientos del NO fuertes e importantes precipitaciones de lluvia y granizo.
Así las cosas llega el mes de febrero y la atmósfera de aquellos primeros días preparaba lo que fue una de las mayores nevadas del siglo. Los cinco primeros días del mes fueron los más intensos del temporal, como tantas veces recurrimos a la descripción certera del Boletín Mensual Climatológico:
Dias 1 al 7: Hasta el día 6 hay una depresión estable en el Mediterráneo Occidental, originándose a veces mínimos hacia el golfo de Cádiz. Las presiones más elevadas aparecen generalmente sobre Escandinavia y el Atlántico, al oete de las Islas Británicas. Se originan corrientes aéreas del NE que dan lugar a intensos fríos sobre nuestro territorio y precipitaciones en forma de nieve incluso en Andalucía y Levante, del 3 al 5. En los primeros días se originan también chubascos tormentosos, especialmente en Cantabria.
A través de los mapas meteorológicos de los primeros días de febrero de 1954 podemos observar la evolución de la situación meteorológica en el momento más crudo de la ola de frío que azotó toda la geografía peninsular por aquellas fechas. Observamos una circulación claramente del NE y una gran lengua de aire frío que avanza sobre España y el sur de Europa canalizada por una profunda borrasca en el Mediterráneo occidental y un fuerte anticiclón hacia Escandinavia y las Islas Británicas.
Cantabria se ve azotada aquellos días por un fuerte temporal de nieve que colapsa la actividad de toda la región, que genera numerosos problemas de abastecimiento, de comunicación y de transporte.
En su número del día 2 El Diario Montañés nos informa de la fuerte nevada en Bilbao (hasta 30 cms.), de la congelación del río Manzanares a su paso por Madrid hecho que no ocurría desde hacía 20 años, de los –19ºC de temperatura mínima en La Granja de San Ildefonso, de los 2 metros de nieve en el puerto asturiano de Pajares, etc. Y lo que es más importante para nosotros nos detalla lo que ocurría en Cantabria: “Santander está aislada del resto del país, nieva desde el domingo día 31. El Escudo tiene paredes de nieve de entre 3 y 4 metros. Los trenes se encuentran paralizados en Reinosa con alturas de hasta 1.50 metros sobre los rieles.” Y lo que es más sorprendente es el relato de la situación en la capital: “después del intenso frío que se dejaba sentir en los últimos días de la semana pasada, con lluvia y granizo, amaneció el día del domingo (día 31) nevando. Desde las siete de la mañana (...) para desaparecer luego y volver a formarse y hacerse firme durante la noche, en que nevó con más intensidad. Ayer amaneció toda la ciudad nevada, y durante todo el día, con ligeras pausas, continúo cayendo la nieve llegando a alcanzar en algunos lugares altos hasta 20 cms. de altura”.
Tenemos una importante nevada sobre la misma ciudad de Santander, cuajando la nieve hacia el día 1 de febrero y continuando la nevada los días 2, 3, 4 y 5. Pero para darnos una idea más exacta de lo que ocurría en la capital de Cantabria, basta con leer el bando de la alcaldía santanderina del día 1 de febrero:
“Se recuerda la obligación en que se encuentran los porteros y dueños de establecimientos comerciales e industriales de limpiar de nieve las aceras correspondientes a los frentes de las fincas en que presten sus servicios o de los comercios o industrias”.
Si la capital estaba bajo un manto blanco, ¿qué se podía esperar del resto de la región? Evidente es que la situación era casi desesperada porque caía nieve sobre la que ya había caído en enero y el temporal no remitía sino que arreciaba. Ya antes hemos visto que hacia el día 26 vuelve a nevar en Reinosa y no dejará de hacerlo hasta el día 7 de febrero. En Reinosa; no se puede habar de la altura general de la nieve, ya que mientras en algunos puntos existe un metro, en otros , más de estos que de aquellos, por efecto del viento, hay verdaderas montañas de más de 5 metros (...) incluso utilizando balcones y ventanas para salir a la calle a retirar la nieve que bloquea totalmente las puertas de sus domicilios”. En las crónicas enviadas desde la capital campurriana se habla de sufrimiento y desmoralización entre los vecinos por las continuas nevadas que sufre año tras año la zona.
La cosa no estaba mejor en Liébana, la altura de la nieve alcanza un metro en Potes (téngase en cuenta que está a poco más de 200 metros de altitud), y las comunicaciones y transportes con los pueblos del valle eran imposibles.
El día 3 de febrero, “en Santander continúa nevando débilmente, empleados de limpieza y bomberos municipales se afanan en limpiar las calles. Cerrados puertos y ferrocarriles”. La Temperatura máxima este día fue de 4ºC y la mínima de -3ºC
En Reinosa se producía la visita del Gobernador Civil, un periodista del periódico Diario Montañés lo acompañaba y relataba luego para la prensa la odisea de la capital campurriana: “En algunos sitios, la nieve alcanzaba los 3 metros y en otros lugares, pasaba de los 5 metros. En varias calles los vecinos habían abierto túneles para poder pasar de un sitio a otro”. La carretera de Palencia presentaba según la información del periódico hasta 7 metros de nieve en algunos sitios.
El día 4 en Reinosa continúa la ventisca y las temperaturas bajas (hasta –9ºC). El relato del corresponsal del Diario Montañés se hace nuevamente dramático, “es mínima la circulación de peatones pues los reinosanos se guarecen en sus casas y sólo salen al exterior en los casos indispensables. La ventisca hace imposible la visibilidad a dos metros de distancia. Pasa ya de 3 metros la nieve depositada en las calles. En la calle General Mola, la nieve alcanza ya la altura de los primeros pisos, habiendo sido preciso hacer unos túneles para facilitar el acceso a las viviendas”.
En toda España la situación se hacía realmente extrema, hasta –9ºC en Irún, congelación del agua bendita de la pila de la entrada en la iglesia parroquial de esta localidad, no conociéndose otro caso igual; más de un metro de nieve en Burgos capital, -21ºC en La Granja (Segovia), y un largo etcétera.
Continuaba la información en prensa el día 5; Campoo sigue totalmente bloqueado. El Gobernador Civil en su vuelta a Santander debe hacer a pie 11 kilómetros hasta Lantueno donde están las máquinas quitanieves bloqueadas y desde allí dirigirse a Santander capital donde cae una nueva nevadas el día 4 cubriendo de blanco la ciudad. La provincia se halla totalmente aislada del resto de España tanto por carretera como por ferrocarril.
El día 6 se produce un hecho excepcional como es el traslado de una enferma de apendicitis y vecina del pueblo de Cabañas de Virtus hasta el hospital Marqués de Valdecilla. Seguimos el relato del enviado especial del diario Alerta: “A las tres de la tarde, con una copiosa nevada, llegué a Ontaneda, desde Puente riesgo para allá el automóvil derrapó muchas veces y se hizo preciso colocar un juego de cadenas en sus ruedas traseras. Cuando pregunté noticias de la expedición en el Cuartel de la Guardia Civil de Ontaneda un cabo me explicó que el teniente había salido al encuentro a caballo. El automóvil se negó a seguir más arriba. Fue entonces cuando tuve la suerte de encontrar el jeep de la Guardia Civil que se hallaba esperando la llegada del gobernador civil. En ese jeep conseguimos llegar hasta Entrambasmestas (…) Ocho fuertes castellanos abrasados por la ventisca, abrigados con guesas zamarras, portaban a Isabel García, joven madre de cuatro hijos, cubierta con guesas mantas y atada fuertemente a las parihuelas para evitar que se deslizara y cayera al suelo. Ocho hombres llevan sobre sus hombros, ayudados por sogas a la enferma. Hace tres días Isabel tuvo los primeros síntomas del ataque. El médico de Cilleruelo de Bezana no pudo verla hasta ayer. Su diagnóstico fue ataque de apendicitis, durante esa madrugada Isabel se agravó. Su marido Pedro Díaz, chofer de profesión fue al amanecer a consultar con su colega Antonio López. Así a las ocho de la mañana el pueblo entero supo la noticia. Hacían falta voluntarios para cruzar el Escudo, pasando neveros de siete y ocho metros, llegar hasta Luena, donde la carretera está libre. Desde Cabañas de Virtus a Luena hay dieciocho kilómetros a través de uno de los puertos más tortuosos y desapacibles de la península. Hasta Entrambasmestas donde la expedición enlazó con el jeep de la Guardia Civil los héroes del Escudo con doce grados bajo cero y la nieve por la cintura cubrieron veinticinco kilómetros en el curso de una admirable empresa de heroísmo difícilmente superable. (…) En la cota más elevada delpuertos, una cegadora ventisca envolvió a la expedición. De vez en cuando, Pedro díaz cambiaba la bolsa helada de su mujer, introduciendo nieve menuda en ella. Isabel García es castellana de mucho temperamento y procuro no entorpecer el avance sobre la tempestad. En Cabañas al salir, el médico le puso una dosis de acucilina y su primo el médico de Luena la esperaba en su pueblo para examinarla y a su vez ponerle una nueva carga de antibióticos. De Luena hasta las proximidades de Entrambasmestas los héroes del Escudo tuvieron la sensación de un paseo ante la meta próxima. Eran las seis de la tarde. Isabel García hasta Alceda donde aguardaba la ambulancia hizo el viaje en el jeep. (…) Finalmente en Alceda se hizo el trasbordo, ante la curiosidad de numerosísimas personas. Y ya de allí el coche clínico partió velozmente hacia Santander.” La enferma se recuperó satisfactoriamente. Vale la pena reseñar esta historia por lo que refleja de la época, de unos temporales que en aquellos años y dadas las condiciones en que se producían daban lugar de situaciones verdaderamente dramáticas a la vez que generaban una gran solidaridad entre las gentes.
El temporal sólo comienza a remitir a partir del día 7 de febrero pero muy lentamente si tenemos en cuenta que aún este día nieva en Reinosa y los obreros espaleadores y las máquinas quitanieves no han conseguido abrir paso para el ferrocarril. Hasta el día 10 no se abre la carretera de Unquera a Potes por el desfiladero de la Hermida, ni se restablece el servicio de RENFE entre Madrid y Santander.
Entre los días 8 al 15 hay una mejoría general del tiempo acompañada de una subida importante de las temperaturas, así lo refleja el parte del Boletín Mensual Climatológico:
Días 8 al 15: Diversos centros depresionarios cruzan el archipiélago británico. Las altas presiones permanecen en el Atlántico, al suroeste de nuestra península. En todas nuestras regiones, atravesadas por diversos frentes, soplan vientos de componente oeste. Las temperaturas están por encima de las normales en esta época del año. Se origina abundante nubosidad y un régimen general de lluvias con algunos chubascos tormentosos aislados al final de la quincena. Unicamente los días 8, 9, 10 y 12 no se registran precipitaciones dignas de mención en Cataluña, Levante y Sureste.
Después de esta mejoría se produce un nuevo empeoramiento, llegando a nevar en Santander capital los días 19 y 20, aunque en este caso será de forma transitoria y debil.
Días 19 al 21: continúa la depresión mencionada del sur de Italia. Las altas presiones permanecen hacia el báltico, y las del Atlántico se van extendiendo hacia el este. Predominan los vientos de componente norte. Se registran chubascos tormentosos en Cantabria y alto Ebro, y lluvias en Galicia.
Días 22 y 23: siguen las presiones más elevadas al noreste del Báltico. En nuestra península el gradiente es débil y se debilita la presión. Un centro borrascoso se sitúa alejado hacia el Norte de las Islas británicas. El tiempo es bueno en todo nuestro territorio peninsular y se originan en muchas zonas nieblas y neblinas, generalmente matinales
Fue desde luego un temporal excepcional, la altura de la nieve acumulada pocas veces se había dado con anterioridad y seguramente no se ha vuelto a repetir, un temporal que se produce después de lo que había sido ya un mes de enero sumamente frío y nivoso en toda la provincia, un temporal que dejó Cantabria aislada prácticamente durante dos semanas seguidas, un temporal que fue seguido de fuertes heladas que hicieron que la nieve no desapareciese en muchos sitios hasta bien entrado el mes de marzo (en Reinosa hasta el día 10), un temporal en definitiva memorable y seguramente irrepetible por mucho tiempo.
De aquel mes de febrero de 1954 quedaron unas cifras verdaderamente extraordinarias, las reproducimos en la tabla siguiente:
TABLA 23 DATOS DE VARIAS ESTACIONES METEOROLÓGICAS EN FEBRERO DE 1954.
Estaciones Temp. Media (ºC) Min. Absoluta Días lluvia Días nieve Precip. Total (mm)
Cabo Mayor 8.4 -0.6 18 3 184.5
El Escudo 0.6 -9.0 11 12 195.6
Reinosa 0.4. (-3.4) -14.6 8 14 175.5 (+65.5)
Santander 8.4 (-0.9) -3.0 18 7 171.7 (+81.7)
Torrelavega 6.9 (-1.
-2.5 17 6 177.0 (+93.0)
Villacarriedo 6.8 (-1.1) -4.0 17 6 279.0 (141.0)
Un breve análisis de estos datos añadidos a los del mes de enero, nos obliga a prestar especial atención al caso de Reinosa representativo de lo que ocurrió aquellos dos meses en las zonas más altas de la región; así Reinosa presenta para los dos primeros meses del año un total de 30 días de nieve (14 en febrero y 16 en enero), la acumulación en sus calles fue superior a los dos metros y puede concluirse que sin duda fue la nevada más dura de todas las que sufrió la capital campurriana a lo largo del siglo, peor que la de enero-febrero de 1953 (aunque esta batió el récord de días de permanencia del blanco elemento en las calles reinosanas), y también peor que la de febrero de 1956 (aunque en este caso el frío fue más intenso), comparable sólo a la de 1888 como ya antes vimos aunque de esta nos faltan datos concretos. De destacar es también la temperatura mínima absoluta (-14.6ºC) y la media mensual, 3.4ºC por debajo de la normal.
Fue un mes de febrero muy duro agudizado porque se venía ya de un mes de enero también muy difícil meteorológicamente hablando; sumando las precipitaciones de los dos meses nos dan cifras muy elevadas para todos los observatorios, 622.6mm para Villacarriedo (lo normal hubieran sido 317 mm.), 307.6 para Santander (la media es de 209.0 mm. para el período 1931-60), 421.1 mm. en Reinosa (la normal 249.0 mm.) y así sucesivamente, teniendo además en cuenta que estas precipitaciones fueron en su mayoría en forma de nieve o granizo incluso en la capital santanderina. Fue, no cabe duda, un temporal extraordinario en duración e intensidad y fue sobre todo un invierno sumamente duro en su práctica totalidad.