Hay que diferenciar entre agricultura ecológica, y agricultura biológica dinámica (o agricultura biodinámica).
En el primer caso, viene reglada por una legislación, es decir, hay una serie de prácticas mínimas que hay que llevar a cabo para poder comercializar tu producto como ecológico, y se enumeran qué productos químicos se pueden aplicar (caldo bordolés, por ejemplo).
En la agricultura biodinámica, no hay legislación. Es el Sello Demeter el que avala si el producto es de calidad. El propietario de este sello es el Forschungsring für biologisch-dynamische Wirtschaftweise (Círculo experimental para la agricultura biodinámica). Para obtener el Sello Demeter, se analizan hojas, tallos, raíces, suelo, frutos, semillas, etc... para comprobar que no hay restos de fitosanitarios de origen industrial. También se hacen análisis por cristalización sensible.
En la agricultura biodinámica además, se tienen en cuenta los ritmos astrales para todo tipo de prácticas, desde la siembra hasta la cosecha, la elaboración de los tratamientos, etc...
Tampoco me quiero liar mucho con el asunto, porque hay mucho que decir, pero solo diré que la agricultura biodinámica es vista desde el otro bando (científicos, químicos, multinacionales...) como un cuento chino. Todo mentira. Hice el trabajo fin de carrera sobre la agricultura biodinámica y pude comprobar con mis propios ojos que tanto en la producción los resultados son semejantes en cuanto a cantidad, pero infinitamente mejores en cuando calidad organoléptica, capacidad nutritiva, y duración del producto.
Lo que pasa es que para trabajar así la agricultura hay que vivir en el campo, es decir, es una forma de vida.
Por otra parte, muchos agricultores, una gran mayoria a decir verdad, siguen sin leer un libro, sin estudiar... se creen lo que les dicen los técnicos y científicos, y no piensan por sí solos. Esta coyuntura ha sido aprovechada por las multinacionales para meter el miedo en los agricultores: plagas, sequía, productividad, rentabilidad, salinidad, hambre, etc... son palabras habitualmente usadas para meter el miedo e incentivar el consumo de productos fitosanitarios.
Pero, ¿cual es la realidad? El agricultor sigue siendo pobre a pesar de haber matado su tierra. En el mundo se sigue pasando hambre... Luego ni los fitosanitarios ni los transgénicos son la solución. La solución a esos males son otros, que distan bastante de estar relacionados con la agricultura y las plagas.
La agricultura biodinámica juega inteligentemente, afrontando la agricultura como un todo equilibrado, donde es sumamente importante cuidar la biodiversidad, el suelo, y sobre todo, hacer uso adecuado de especies adecuadas (autóctonas).