Del oceano al acuario.

Desconectado Jose Quinto

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Del oceano al acuario.
« en: Lunes 06 Octubre 2003 07:47:57 am »
Del océano al acuario

MADRID. ARACELI ACOSTA

La gran mayoría de los acuarios marinos se abastece de especímenes capturados en su medio natural. Millones de peces, moluscos y corales acaban cada año en las peceras, afectando negativamente a los ecosistemas marinos, sobre todo a los arrecifes de coral
MADRID. Se calcula que son entre 1,5 y 2 millones de personas en el mundo las que tienen un acuario marino. Un hobby que puede parecer inofensivo, pero tras esos peces exóticos de vivos colores que, en ocasiones, superan a la imaginación en sus mezclas imposibles de tonos y atrevidos estampados, se esconde un lucrativo mercado. A diferencia de los acuarios de agua dulce, donde el 90 por ciento de las especies de peces provienen de criaderos o granjas, la gran mayoría de los acuarios de agua salada se abastece de especies capturadas en su medio natural. Desde el pez diablo color zafiro hasta el pez mariposa, son más de veinte millones de peces tropicales, pertenecientes a 1.471 especies, los que cada año son capturados para proveer al creciente comercio de acuarios marinos en Europa y Estados Unidos, según los datos recogidos en un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que analiza el comercio global de lo que ellos han dado en llamar ornamentos o adornos marinos.

Pero no sólo los peces acaban entre las paredes de cristal de un acuario. Otros nueve o diez millones de animales, incluyendo moluscos, camarones y anémonas de 500 especies diferentes, se comercializan cada año para abastecer peceras en los hogares y acuarios públicos, mientras que más de 12 millones de corales pétreos están siendo recolectados, transportados y vendidos anualmente.

Arrecifes de coral, los más afectados

Precisamente, son los arrecifes de coral los más afectados por este mercado, pues no sólo les afecta la extracción del propio coral, sino que todo su ecosistema se ve alterado, pues la gran mayoría de los peces e invertebrados que acaban en acuarios de agua salada provienen directamente de esos arrecifes o de sus hábitats adyacentes. No en vano, los arrecifes de coral están considerados como los ecosistemas biológicamente más ricos y productivos del planeta, dando cobijo a más de 4.000 especies de peces (un tercio de las que existen en los mares de todo el planeta), 800 especies diferentes de coral y un gran número de otros invertebrados y esponjas. De ahí que se les conozca como «los bosques tropicales de los mares».

Son millones de especímenes que alcanzan un valor desorbitado en el mercado de «ornamentos marinos». Y es que el mercado que surte a este hobby se ha convertido en una industria global multimillonaria, que mueve cada año una cifra que se ha estimado entre los 200 millones y los 330 millones de dólares. Para entender hasta qué punto se trata de un mercado lucrativo baste decir que, en el año 2000, un kilo de peces de acuario de las islas Maldivas costaba 500 dólares, mientras que el precio de esa misma cantidad de peces de los corales destinada al consumo alimenticio no llegaba a los seis dólares. De la misma manera, el comercio de coral vivo se estima que tiene un valor de 7.000 dólares por tonelada, frente a los 60 dólares del coral recolectado para la producción de caliza.

El informe de Naciones Unidas menciona al sureste de Asia como la mayor fuente para la comercialización de estos especímenes marinos. Sin embargo, advierte que un número cada vez mayor de especies marinas ornamentales son extraídas de diferentes naciones insulares que se encuentran en los océanos Índico y Pacífico. En el lado contrario, el de la demanda, se encuentran Estados Unidos y Europa y, en menor cantidad, Japón. El 80 por ciento del mercado de coral duro y la mitad de los peces que se comercializan como ornamentales acaban en los 600.000 acuarios caseros que existen en Estados Unidos.

Un mercado en expansión

El mapa de este comercio internacional no ha variado en las últimas décadas. La recogida y exportación de peces tropicales para el comercio de acuarios comenzó en Sri Lanka en los años 30 del siglo XX, a muy pequeña escala. El comercio se expandió durante la década de los cincuenta con un incremento en el número de lugares que expedían permisos para la captura de especies con este fin, como por ejemplo Hawai y Filipinas. A pesar de que la demanda ha sufrido fluctuaciones y las tendencias han variado año tras año, en general se puede decir que en cuanto a las especies de peces ornamentales el comercio se ha mantenido estable en los últimos años. Muy al contrario, las exportaciones de piezas de coral vivo reflejan un crecimiento anual de entre el 12 y 30 por ciento desde 1990 hasta 1999, mostrando sólo valores estables en los últimos tres años.

Por tanto, los arrecifes de coral, que ya soportan las amenazas de la contaminación y la sedimentación, el blanqueo causado por el aumento de la temperatura del mar, la sobrepesca y el turismo encuentran en este comercio otro peligro. En el informe se advierte que si esta actividad no se lleva a cabo de manera apropiada, los daños a los arrecifes de coral pueden ser irreversibles. Y es que algunos pescadores utilizan el cianuro de sodio para capturar a los peces. Una dosis casi letal del veneno se vierte en el sitio del arrecife de coral, donde se esconden los peces, que quedan aturdidos, lo cual facilita su captura; sin embargo, el veneno mata al coral y a otros peces. La solución está en utilizar métodos sostenibles de captura, como las redes de mano, y que exista un control de toda la cadena hasta que estos ornamentos marinos llegan a manos del coleccionista.

Necesidad de expedir certificados

En este sentido, se aboga por la generalización de un modelo de certificación, como el que existe, por ejemplo, para la madera de los bosques bien gestionados ambientalmente. En la actualidad, sólo hay un sistema de certificación para la vida marina, diseñado por el Consejo del Acuario Marino (MAC). Se trata de un certificado que acredita que el espécimen en cuestión llega a la tienda después de un proceso en el que se han cumplido todos los estándares de buenas prácticas aprobados internacionalmente. El resto quedaría entonces en manos del consumidor final, que es quien debe decidir si compra sus «adornos marinos» con esta especie de sello de calidad o sigue siendo cómplice de la destrucción de los mares. Antes de que tome esta decisión le toca a las autoridades el esfuerzo de expandir el sistema de certificación pero, por el momento, en Europa sólo existe una tienda, en La Haya, que cuenta con el certificado MAC.


P.D. Dedicada a Cumulonimbus. ;D ;D ;D
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

ufronito

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Re:Del oceano al acuario.
« Respuesta #1 en: Lunes 06 Octubre 2003 09:10:18 am »
Esto no le va a gustar a tborras.

Saludos

Desconectado Cumulonimbus

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  • No hay ná como´r zú pa tené un wen cutih
    • El maravilloso mundo de las tormentas
Re:Del oceano al acuario.
« Respuesta #2 en: Lunes 06 Octubre 2003 17:23:06 pm »
Del océano al acuario

MADRID. ARACELI ACOSTA

La gran mayoría de los acuarios marinos se abastece de especímenes capturados en su medio natural. Millones de peces, moluscos y corales acaban cada año en las peceras, afectando negativamente a los ecosistemas marinos, sobre todo a los arrecifes de coral
MADRID. Se calcula que son entre 1,5 y 2 millones de personas en el mundo las que tienen un acuario marino. Un hobby que puede parecer inofensivo, pero tras esos peces exóticos de vivos colores que, en ocasiones, superan a la imaginación en sus mezclas imposibles de tonos y atrevidos estampados, se esconde un lucrativo mercado. A diferencia de los acuarios de agua dulce, donde el 90 por ciento de las especies de peces provienen de criaderos o granjas, la gran mayoría de los acuarios de agua salada se abastece de especies capturadas en su medio natural. Desde el pez diablo color zafiro hasta el pez mariposa, son más de veinte millones de peces tropicales, pertenecientes a 1.471 especies, los que cada año son capturados para proveer al creciente comercio de acuarios marinos en Europa y Estados Unidos, según los datos recogidos en un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que analiza el comercio global de lo que ellos han dado en llamar ornamentos o adornos marinos.

Pero no sólo los peces acaban entre las paredes de cristal de un acuario. Otros nueve o diez millones de animales, incluyendo moluscos, camarones y anémonas de 500 especies diferentes, se comercializan cada año para abastecer peceras en los hogares y acuarios públicos, mientras que más de 12 millones de corales pétreos están siendo recolectados, transportados y vendidos anualmente.

Arrecifes de coral, los más afectados

Precisamente, son los arrecifes de coral los más afectados por este mercado, pues no sólo les afecta la extracción del propio coral, sino que todo su ecosistema se ve alterado, pues la gran mayoría de los peces e invertebrados que acaban en acuarios de agua salada provienen directamente de esos arrecifes o de sus hábitats adyacentes. No en vano, los arrecifes de coral están considerados como los ecosistemas biológicamente más ricos y productivos del planeta, dando cobijo a más de 4.000 especies de peces (un tercio de las que existen en los mares de todo el planeta), 800 especies diferentes de coral y un gran número de otros invertebrados y esponjas. De ahí que se les conozca como «los bosques tropicales de los mares».

Son millones de especímenes que alcanzan un valor desorbitado en el mercado de «ornamentos marinos». Y es que el mercado que surte a este hobby se ha convertido en una industria global multimillonaria, que mueve cada año una cifra que se ha estimado entre los 200 millones y los 330 millones de dólares. Para entender hasta qué punto se trata de un mercado lucrativo baste decir que, en el año 2000, un kilo de peces de acuario de las islas Maldivas costaba 500 dólares, mientras que el precio de esa misma cantidad de peces de los corales destinada al consumo alimenticio no llegaba a los seis dólares. De la misma manera, el comercio de coral vivo se estima que tiene un valor de 7.000 dólares por tonelada, frente a los 60 dólares del coral recolectado para la producción de caliza.

El informe de Naciones Unidas menciona al sureste de Asia como la mayor fuente para la comercialización de estos especímenes marinos. Sin embargo, advierte que un número cada vez mayor de especies marinas ornamentales son extraídas de diferentes naciones insulares que se encuentran en los océanos Índico y Pacífico. En el lado contrario, el de la demanda, se encuentran Estados Unidos y Europa y, en menor cantidad, Japón. El 80 por ciento del mercado de coral duro y la mitad de los peces que se comercializan como ornamentales acaban en los 600.000 acuarios caseros que existen en Estados Unidos.

Un mercado en expansión

El mapa de este comercio internacional no ha variado en las últimas décadas. La recogida y exportación de peces tropicales para el comercio de acuarios comenzó en Sri Lanka en los años 30 del siglo XX, a muy pequeña escala. El comercio se expandió durante la década de los cincuenta con un incremento en el número de lugares que expedían permisos para la captura de especies con este fin, como por ejemplo Hawai y Filipinas. A pesar de que la demanda ha sufrido fluctuaciones y las tendencias han variado año tras año, en general se puede decir que en cuanto a las especies de peces ornamentales el comercio se ha mantenido estable en los últimos años. Muy al contrario, las exportaciones de piezas de coral vivo reflejan un crecimiento anual de entre el 12 y 30 por ciento desde 1990 hasta 1999, mostrando sólo valores estables en los últimos tres años.

Por tanto, los arrecifes de coral, que ya soportan las amenazas de la contaminación y la sedimentación, el blanqueo causado por el aumento de la temperatura del mar, la sobrepesca y el turismo encuentran en este comercio otro peligro. En el informe se advierte que si esta actividad no se lleva a cabo de manera apropiada, los daños a los arrecifes de coral pueden ser irreversibles. Y es que algunos pescadores utilizan el cianuro de sodio para capturar a los peces. Una dosis casi letal del veneno se vierte en el sitio del arrecife de coral, donde se esconden los peces, que quedan aturdidos, lo cual facilita su captura; sin embargo, el veneno mata al coral y a otros peces. La solución está en utilizar métodos sostenibles de captura, como las redes de mano, y que exista un control de toda la cadena hasta que estos ornamentos marinos llegan a manos del coleccionista.

Necesidad de expedir certificados

En este sentido, se aboga por la generalización de un modelo de certificación, como el que existe, por ejemplo, para la madera de los bosques bien gestionados ambientalmente. En la actualidad, sólo hay un sistema de certificación para la vida marina, diseñado por el Consejo del Acuario Marino (MAC). Se trata de un certificado que acredita que el espécimen en cuestión llega a la tienda después de un proceso en el que se han cumplido todos los estándares de buenas prácticas aprobados internacionalmente. El resto quedaría entonces en manos del consumidor final, que es quien debe decidir si compra sus «adornos marinos» con esta especie de sello de calidad o sigue siendo cómplice de la destrucción de los mares. Antes de que tome esta decisión le toca a las autoridades el esfuerzo de expandir el sistema de certificación pero, por el momento, en Europa sólo existe una tienda, en La Haya, que cuenta con el certificado MAC.


P.D. Dedicada a Cumulonimbus. ;D ;D ;D

Imposible  :-X :-X. Ahora no tengo tiempo ni para echarle un ojo. A ver si más tarde  :-X :-X :-X
Móstoles (Madrid) a 666 metros sobre el nivel del mar.

Dani: David, suenan muchas sirenas.

Fobos: Si, pues no se de qué.

Dani: Tiene que haber habido un accidente grave.

Fobos: ¿Un accidente? Si pues no se como va a haber un accidente estando todo el mundo parado. Habrá explotado un ventilador porque otra cosa...