El espacio donde el Gobierno prevé ubicar la futura penitenciaría de Siete Aguas es absolutamente necesario para numerosas especies protegidas, según señalaron desde la plataforma vecinal No a la Cárcel. Una simple consulta al Banco de Datos de la Biodiversidad de la Conselleria de Medio Ambiente deja ver que, en una cuadrícula de 10 por 10 kilómetros en la que están los citados terrenos, hay casi 400 especies de fauna y flora, la mayoría de ellas dotadas de algún tipo de protección.
El listado es casi interminable. En cuanto a animales destacan el águila real, el azor común, la perdiz roja, liebre ibérica, ruiseñor, gavilán común, mochuelo europeo, búho real, cabra montés, varias clases de culebra como la de herradura o la bastarda, el cernícalo vulgar, el gato montés europeo, gineta, águila azor perdicera, golondrina, jabalí, urraca, lechuza y zorro, entre otras muchas.
En lo que se refiere a la flora el número de especies no es menos destacado. Encabezado por los pinos carrasco y rodeno, se encuentran también el arce, el cardo borriquero, tomillo, retama, hiedra, enebro, espliego, margarita, adelfa, madreselva, carrasca, acacia, romero, zarzamora, aliaga o los poleos macho y de roca. Y así uno tras otro hasta los casi 400.
Nuevamente con una consulta en cuadrículas de idéntica superficie pero en otros puntos de la geografía valenciana se puede comprobar que el número de especies desciende considerablemente.
Graves consecuencias
Pese a ello, el proyecto de la nueva prisión en Valencia irrumpe en este espacio situado al sur de la A-3 y elimina el único espacio agrícola de esta zona, multiplicando el efecto barrera para la fauna y alterando el conjunto de ecosistemas en un lugar hasta ahora libre de actuaciones humanas, aseguraron desde la plataforma.
Los lindes de las parcelas donde presumiblemente se construirá la penitenciaría también son de alto valor. Por un lado está la Sierra de Malacara, catalogada como Lugar de Interés Comunitario (LIC). Otro espacio colindante es el Paraje Natural de Villingordo (declarado así por el Consell en junio de 2006).
Además, en la actualidad se ha solicitado la ampliación de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) que incluye estos terrenos.
En las mismas proximidades de la futura infraestructura carcelaria están las microrreservas de flora El Fresnal y Pico Nevera, y tres yacimientos arqueológicos, el de Puntal de Cantacucos (edad del Bronce) y los de Villanueva (ibérico) y Belenguerón (romano) en Venta Quemada, añadieron desde la misma agrupación vecinal.
Más allá de las consecuencias que la creación de la prisión podría causar a estos parajes, desde la plataforma vecinal No a la Cárcel de Siete Aguas ven un riesgo muy elevado de instalar el recinto "en medio de un entorno forestal como éste".
Así, aseguraron que cabe destacar "la alta probabilidad de que se produzca un gran incendio en la zona que obligaría a evacuar en situación de urgencia el recinto penitenciario".
La preocupación estriba en cómo van a poder sacar de la zona a más de 1.000 reclusos si ésta está completamente rodeada de zona boscosa. Además, desde la plataforma recordaron dos grandes siniestros que se produjeron en 1991 y 1994. El primero calcinó 20.000 hectáreas de las sierras de Buñol, Yátova, Siete Aguas y Chiva y el segundo otras 30.000 en los términos de Siete Aguas, Requena y Chiva.
Precisamente sobre toda esta zona el biólogo Emilio Laguna (asesor experto de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Premio Europeo de Conservación de la flora silvestre, afirma que "una larga lista de plantas encuentran aquí uno de sus enclaves más cercanos y accesibles para la comunidad científica valenciana".
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