Entre Santa Cruz y Diustes tenemos uno de los terrenos montañosos y boscosos más indómito, tupido, y desconocido de la provincia. Es un gran territorio donde el hombre tiene muy poca presencia, y la variabilidad florístico-faunística es muy apreciable.
Los parques que se piensan acometer allí, junto a los de Monterreal-Camero Viejo, independientemente de los aerogeneradores (que no voy a entrar a valorar), significarán la construcción de pistas anchas y rectas (a las que nos estamos empezando a acostumbrar), que suben hasta los mismísimos cordales. Todos los sitios accesibles con vehículo implican el fin de la paz y el equilibrio para las especies que lo habitan. No falla, a los lugares donde sólo se puede llegar a pie y con considerable esfuerzo, normalmente sólo va gente que de verdad los admira y respeta. En cambio, allí donde cualquiera puede llegar con su coche, comienzan a ir indeseables irrespetuosos, que dañan y esquilman por puro ocio.