En las zonas templadas del Planeta, donde es común que se den especies de plantas caducifolias, es normal que el periodo vegetativo de estas (árboles y arbustos), una vez finalizado, se despojen de uno de sus principales elaboradores de alimento: las hojas.
Que las hojas caigan del árbol, entro otros factores a los ya mencionados, podemos citar:
El acortamiento de los días y la disminución de horas de sol o diurnas (Fotoperiodo).
La bajada de temperaturas.
Como prevención ante el próximo periodo frío, para protegerse de los fenomenos Meteorológicos, más severos en estas épocas, especialmente las heladas y nevadas, estas últimas, si son muy copiosas, pueden cargar con demasiado peso a las copas si estas tubieran hojas, el peso se multiplicaría y produciría la rotura de numerosas ramas o el arranque o tronchamiento del fuste.
El periodo de letargo invernal, le es muy necesario para recuperar fuerzas, para la próxima floración.
También puede ser, que debido a fuertes sequías estivales, los árboles amarilleen sus hojas y dejen caer gran parte de su follaje, como autodefensa ante la falta de agua, al finalizar el verano e incluso antes de que este finalice.
Decir que las especies de hoja perenne, especialmente las coniferas, también relentizan su actividad dejandolas en un mínimo para sus necesidades, esto se nota especialmente, al ver los anillos de crecimiento en los troncos, donde se distinguen perfectamente los crecimientos de primavera y verano, más anchos y de color más claro y los de otoño invierno, más estrechos y oscuros.