Naftalina contra jabalíes
TEXTO: M. I. SERRANO
Los vecinos del municipio madrileño de Colmenarejo se han encontrado, en las últimas semanas, con la visita nocturna de jabalíes. Se sospecha que bajan desde el Parque Regional del Guadarrama en busca de alimento. Se les ha ahuyentado con el mismo producto que se usa para las polillas
MADRID. Se equivocan quienes creían que los estragos del caluroso verano que hemos tenido este año se habían acabado. Y, si no, que se lo digan a los jabalíes que habitan el Parque Regional del Guadarrama. Las elevadísimas temperaturas han provocado una extrema escasez de vegetación y, por lo tanto, de alimento para esta especie.
Los animales se han visto obligados a mantener una estricta dieta alimenticia sin comerlo ni beberlo. Por ello, recurren a las plantaciones urbanas y a los desperdicios que deja el hombre.
En las últimas semanas habían encontrado parte de su «menú» en el parque del Caño, una zona verde recientemente inaugurada en el municipio de Colmenarejo. Y hasta ahí bajan por la noche. Hay vecinos que aseguran haber visto, al menos, diez ejemplares. La Policía local lo deja en una o dos parejas de hambrientos jabalíes que, además, han causado algún destrozo, no muy grande, en dicho parque urbano.
Acorralados
Ecologistas y Ayuntamiento aseguran que la presencia de estos animales no supone un «riesgo evidente» para la población. Se cree que si alguien se cruza de noche con uno de estos ejemplares, lo más fácil es que el animal «salga huyendo como alma que lleva el diablo porque, aunque son valientes y te hacen frente si se sienten acorralados, no se tiran a agredir sin más ni más», ha manifestado Carlos González de Amezúa, de Ecologistas en Acción.
¿Solución? Una ración de naftalina. «Pero no para que se la coman», advierte Gónzalez de Amezúa. Este naturalista explica que los jabalíes tienen un olfato muy fino y que dicho producto les espanta. «Antes que emprender una batida, que es lo que algunos en el pueblo querían, nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento de Colmenarejo. La idea de rodear con naftalina todo el perímetro del parque les pareció bien pero nunca en bolitas porque a algún niño le podía parecer un caramelo. Quedó descartada esa forma. Se pensó en triturarla hasta conseguir un polvo blanco. Así se hizo y parece haber dado sus resultados porque, en los últimos días, ha bajado la intensidad de estas «visitas» nocturnas al parque del Caño», asegura el ecologista.
También se cuenta con que las últimas lluvias han favorecido el crecimiento de la vegetación y de algunos hongos en las zonas y en los hábitat naturales de los jabalíes y que, por ello, ya han encontrado comida sin necesidad de llegar hasta el casco urbano de Colmenarejo.
Comen de la mano
«Nadie se ha quejado de la presencia de estos animales. Tampoco han creado alarma entre la población. Sabemos que si no se sienten en peligro, no atacan. Es más, sospechamos que bajaban hasta el parque porque alguien, de buena fe pero equivocado, les dejaba restos de comida. Está sin confirmar. De hecho, los propietarios de alguna finca de esta zona presumen de haber dado de comer a los jabalíes en sus propias manos», asegura Carlos González.
Ya está en marcha, en colaboración con los responsables del Parque Regional del Guadarrama, la elaboración de un informe sobre la aparición de los jabalíes en este casco urbano
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