Trabajo en el Observatorio de Calar Alto en Almería, a 2168m de altura. Normalmente pasamos por situaciones complicadas a lo largo del invierno, pero la peor fue un día de hace unos cuatro años. Subimos bajo una intensa nevada que había acumulado ya casi 30 cm. Tenemos quitanieves propio y aquel día subimos detrás. Pero a eso así de las 3 de la tarde, la cosa empeoraba, por lo que se decidió dejar el observatorio. Nevaba con mucha intensidad con una temperatura, a esa hora, de 9 bajo cero. Empezamos a bajar detrás del quitanieves, pero aun así, con muchos problemas. Tuvimos que empujar a más de uno para pasar ciertos lugares difíciles. Por detrás, la carretera se cerraba inmediatamente. Tras cuatro horas, habíamos recorrido sólo 5 Km, y llegamos a un ventisquero de más de 2m que se perdía en lontananza. El del quitanieves dijo "Aquí se acabó. Hemos llegado al Padre de todos los Ventisqueros". Hizo hueco en la carretera para dar la vuelta. Pero, ya con 12 bajo cero, era casi imposible limpiar. Empezamos a subir hacia el observatorio otra vez, pero al poco ya nadie podía. Era un infierno. Afortunadamente, nuestro quitanieves es un gran aparato 4x4 con una altura al suelo muy considerable (es un Mercedes tipo camión militar). Tuvimos que dejar los coches tirados en la montaña y volver subidos en el volquete del quitanieves, que levantó la pala y pudo llegar hasta Calar. Entonces ya a casi 15 bajo cero con ventisca. Imaginaros el frío que pasamos en el volquete descubierto. Al día siguiente amaneció bueno y montamos la fresadora en el quitanieves y, después de salir a las 9 de la mañana, ir desenterrando coche por coche e ir abriendo el camino con la fresadora, llegamos a Aulago, el pueblo más cercano (que también estaba nevado) a las 5 de la tarde.
Aquello no estuvo mal. Pero realmente hubo un momento en que la situación se puso complicada.
Saludos,
Gike