Un rasgo característico de las aguas costeras del norte y oeste de la Península Ibérica son los afloramientos ó "upwellings" de aguas profundas. Estas aguas proceden del fondo marino y llegan a la superficie; son frías y ricas en nutrientes.
Los sistemas de altas presiones son los responsables de las principales zonas de afloramiento costero. El afloramiento en las costas septentrionales de la Península, forma parte del sistema de afloramientos que se produce en la costa este del Océano Atlántico, entre los paralelos 10º a 45ºN, del que el norte de Galicia y el Mar Cantábrico es su parte más septentrional.
La primera explicación del afloramiento costero fué expuesta por Ekmann en 1905. El viento ejerce un determinado esfuerzo deformador sobre la superficie del mar, en el mismo sentido en que sopla. Inmediatamente y debido al efecto de rotación de la tierra sobre los cuerpos en movimiento relativo a ella, actúa la Fuerza de Coriolis en dirección normal al movimiento, causando que el flujo se dirija a la derecha de la dirección del viento en el Hemisferio Norte.
En la zona del Cantábrico, los regímenes de vientos están dominados por dos centros de acción, uno positivo y otro negativo para la presencia de afloramientos: El Anticiclón de las Azores, que abarca casi toda la mitad sur del Atlántico Norte, cubriendo, en verano, casi toda Europa Occidental y retirándose hacia el océano en invierno; y la Depresión de Islandia, mejor caracterizada durante el invierno.
En primavera y verano (abril-septiembre), por influencia de las altas presiones, se generan vientos de componente este en el Cantábrico y con componente norte en la costa atlántica de Galicia. Estos vientos son favorables a los afloramientos, ya que al desplazar el agua costera superficial hacia el interior del océano, se crea un vacío en su lugar de origen que es reemplazado por aguas más profundas y frías. Cuando la influencia es de las bajas presiones, dominan los vientos de componente oeste y sur, que favorecen el efecto contrario, es decir, el apilamiento de agua superficial contra la costa.
En el Mar Cantábrico es preciso que al menos durante dos ó tres días esté soplando un viento de componente Este a lo largo de las costas cantábricas. El origen del mismo puede ser un fuerte gradiente isobárico o el resultado de un régimen de brisas de suficiente intensidad. En este último caso, es preciso un cierto calentamiento de las tierras costeras y tambien de que exista cierta estabilidad atmosférica, lo cual nos lleva a las épocas algo más cálidas del año (primavera-verano).