Os paso el artículo que publica hoy Vicente Aupí en el diario Levante-EMV:
La temperatura media ha subido 0,7 °C en la C. Valenciana en el último medio siglo
El régimen de precipitaciones no muestra cambios notables.
La Comunitat Valenciana no es una excepción. Sean cuales sean las causas del calentamiento global observado a escala planetaria en los últimos decenios, los registros meteorológicos confirman que también aquí han subido las temperaturas claramente.
Vicente Aupí, Valencia
Ese incremento es de 0,7 °C en el promedio para el conjunto de la Comunitat Valenciana, de acuerdo con las estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de Meteorología (INM) a partir de los datos oficiales de las series termométricas de su red de observatorios.
Esos 0,7 °C es lo que subió la temperatura media en nuestra comunidad entre 1950 y mediados de la década de los 90, lo que refleja en esencia el calentamiento del último medio siglo. Se trata del período analizado por el INM, aunque es muy probable que una actualización hasta 2007 determine un aumento algo mayor. Como muestran los gráficos de la evolución térmica, la temperatura promedio era de unos 14,8 °C en el período 1950-64, mientras a mediados de los 90 ya era de casi 15,5.
Es especialmente llamativo que los 0,7 °C de ascenso térmico medio en la Comunitat Valenciana coinciden y, por tanto, concuerdan con los 0,74 °C en los que se cifra el aumento de las temperaturas en el conjunto del planeta, de acuerdo con los informes que maneja el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC).
Restando el efecto de isla urbana
Los datos conjuntos no muestran observatorios en los que han subido las temperaturas y otros en los que bajan, sino que el calentamiento es general. Sin embargo, uno de los problemas para su estudio es que los observatorios con series climatológicas suficientemente largas se encuentran en el interior de núcleos urbanos, como ocurre con Valencia. Por eso ha sido necesario separar en su curva térmica el efecto de calentamiento adicional inducido por la isla urbana, es decir, por el crecimiento de la propia ciudad que no está relacionado con la evolución del clima a escala global.
En Valencia la gráfica muestra que el aumento ha sido de 1,3 °C -de 16,8 a 18,1-, pero eso incluye el efecto isla de calor de la aglomeración urbana, por lo que para conocer la subida térmica real hay que restar la influencia que ejerce la propia metrópoli, que según las estimaciones del INM, es de unos 0,7 °C. Esta resta nos lleva a un aumento real de 0,6 °C, en la misma línea que el del conjunto de la Comunitat y aproximadamente lo mismo que se da a escala planetaria.
Un grado más en Requena
En Requena la subida térmica ha sido de 13,8 a 14,8 °C. De ese grado de aumento hay que restar 0,3 °C correspondientes al efecto isla de calor urbana, que es menor que el de Valencia, con lo que el incremento real se queda en 0,7 °C.
La décima de grado de diferencia que se aprecia en el ascenso térmico de Valencia puede deberse a algunos efectos añadidos. Así, según José Ángel Núñez, jefe del área de Climatología del INM en Valencia, «hay que tener en cuenta que el mar actúa como termorregulador y tiene mayor inercia térmica, por lo que los ascensos de temperatura cerca del mar tienden a ser más suaves que en el interior».
Respecto a los datos relativos al conjunto de la Comunitat Valenciana, Núñez explica que «el clima es global, y si se ha producido un ascenso de las temperaturas a escala global y en Europa en particular, no hay por qué pensar que aquí va a ser diferente».
En su opinión, «se pueden producir pequeñas diferencias locales por mayor cercanía al mar o por las incertidumbres que ofrece la medida de los datos, pero si la atmósfera se está calentando en el mundo, en Europa y en España, el clima no entiende de fronteras y en la Comunitat Valenciana el calentamiento observado debe ser similar».
Aunque a primera vista un aumento de las temperaturas medias de 0.7 ° pueda parecer muy poco, no es así. Se trata de un ascenso térmico apreciable, porque además de haberse producido en sólo unas décadas, se refiere al promedio. Esto quiere decir que en algunos casos, las temperaturas extremas, como las que se dan en verano, pueden haber aumentado varios grados respecto a las que había medio siglo atrás.
De hecho, uno de los síntomas más significativos en las costas mediterráneas durante las décadas de los 80 y los 90 fueron las altas temperaturas nocturnas invernales, con ausencia de heladas en comparación a lo que sucedía a mediados del siglo XX.
Está por ver, no obstante, si esa situación de suavidad invernal que se dio en las dos últimas décadas del siglo XX ha quedado interrumpida tras lo sucedido en los primeros años del siglo actual, en los que los inviernos han sido especialmente fríos en la vertiente mediterránea.