La corriente general sureste noroeste que se produce con tanta frecuencia en los últimos años en el nordeste de Europa entre junio y septiembre, sobre todo julio y agosto afectando a países como Rusia, Ucrania, Finlandia, y en parte Suecia y Polonia, provoca temperaturas sorprendentemente altas para estas latitudes. El año pasado fue un verano de ciencia ficción para residentes en ciudades como Moscú o Kiev, ya que las temperaturas en junio, julio y gran parte de agosto eran las mismas que en Sevilla. Este verano está siendo más normal, digamos que es un verano tipo cálido, pero no de ciencia ficción.
En Helsinki, incluso en Estocolmo, como indicaba antes también llega esa corriente desde el suroeste del continente y por tanto las temperaturas son más altas que por ejemplo en Hamburgo, ciudad mucho más meridional. Y si hacemos una comparación con la Europa más occidental en latitudes parecidas llegaríamos a Londres, donde casi tenemos que sacar la bufanda. Al final es la historia de siempre, la influencia marítima enfría los veranos de Europa occidental, y templa los inviernos (salvo raras excepciones como diciembre del 2010 en las Islas Británicas, con más nieve que en los 30 inviernos anterirores juntos), mientras que al este de europa la influencia del mar es mínima en verano (no tanto en invierno) y sin embargo el centro sur de la masa continental euroasiática a menudo envía aire muy seco y caliente hacia el noroeste, en invierno enviaría aire también seco pero muy frío. Conclusión, los nórdicos vienen al Mediterráneo en cualquier época del año menos en verano, ya que en sus países hace bueno.