Otoño raruno éste... Primera quincena de septiembre húmeda que dio juego hasta principios de octubre (cardo, champiñones, de chopo, de ostra, macrolepiotas, algún boleto despistado y los primeros níscalos sobre el 10 de octubre), para después entre el calor y la falta de lluvia pararse todo... Con noviembre, abundante agua en la montaña que sin embargo no ha permitido grandes brotadas, sin duda que los coletazos de frío, algunos días ventosos y el parón antes comentado han influido; aún así, la bonanza térmica en general de lo que llevamos de diciembre permite que aún se coja algo entre 1.000 y 1.500 msnm, aunque solo para el que realmente sepa detectar las señales; poco sí, pero con notable variedad, lo cual a esta alturas del año no siempre es posible: Lactarius deliciosus, Tricholoma terreum, Macrolepiota sp., Pleurotus eryngii, Clytocibe geotropa, Lepista nuda y alguna más comestible que solo el gran experto puede consumir. Esperando los rebozuelos, que no siempre aparecen...