Yo añadiría a lo dicho por Juanje, que no solo tenemos la obligación de velar por la vida común de nuestros semejantes (los demás humanos que están más allá de la puerta de nuestra casa), si no que como seres conscientes de la vida, tenemos, ademas del derecho a vivir, el deber de conservar esa vida en su conjunto, ya sean seres humanos o arces del Canadá. La vida no es algo individual, aunque así se perciba por cada uno de los indivíduos que la conforman. La vida es como un río (que dijo el poeta) y cada uno de nosotros somos pequeñas gotas de agua que circulan en ese río; nos debemos al río, no a nuestra cartera; sin río o con el río seco... estamos caput.