De vuelta de Playa Blanca, hacia las 5 de la tarde, decidimos adentrarnos en Timanfaya, haciendo una primera parada en el lugar que días más tarde descubrimos que se utiliza cuando hace bueno, para que los turistas hagan paseos a lomos de dromedarios.
Impresiona el mar de cascotes (51 kilómetros cuadrados) Más bien uno imagina una lluvia de varios años de piedras, en lugar de mares de lava fluyendo por estos lugares.
El cielo estaba la mar de interesante...así que empecé a disparar y a grabar con el vídeo
Imposible tomar fotos con plantas, pues no hay apenas vida. Días más tarde, recorrimos en autobús El Mar de la Tranquilidad, detrás de la montaña de la siguiente foto. El ambiente es totalmente lunar. Emocionante.
Esto prometía ser una fiesta...
Avanzamos hasta la caseta donde se paga para entrar a la zona central del parque...mirando al N, no estaba tan revuelto...
Hacia el Este de la Isla, la cosa estaba muy, muy bonita. (Y servidor, inocente yo, venga a mirar a ver si teníamos algún premio gordo...
)
Esto está genial...¡algo pillaremos!
Avanzamos algo hacia el Este, tratando de acercarnos...pero no se decide el tormentón a dar ninguna alegría...ni agua, ni truenos, ni nada de nada...
Me entretengo hablando con un simpático lanzaroteño...al que no hago ni caso...pendiente del cielo...
Y sin demasiado éxito, vamos a parar, por casualidad, al Monumento al Campesino, obra del arquitecto César Manrique.
Junto a él caen algunos gotarrones...y poco más. La foto está hecha desde el monumento, mirando al Oeste...
De vuelta al hotel, en Costa Teguise, algunos cumulonimbos siguen animando la tarde...pero sin consecuencias...
¡Otra vez será!
Y con esto...acabo mi primer reportaje...está hecho con escaner foto a foto...¡¡no pensaba que costaba tanto colgarlos!!!
Saludos a todos!!!