Se me agolpan los recuerdos, y con ellos, sentimientos
de emoción, y gratitud.
Son recuerdos de montañas, las más lejanas en el
tiempo, que no en mis pensamientos.
Son las vertientes del Tirol, las cimas sobre los bosques
verdes de Austria, los picos coronados de blanco, perdidos
en los cantones, en el país de a su lado, como el color de
las nubes, como al que hace constrate y que ahora tan
bien suena, cielos azulados.
Son sentimientos de emoción ahora recordados. La última
reciente, el primer día, de este mes, horas de esforzado
ascenso, la cima: el Mulhacén.
Sean pues estas líneas tributo de gratitud. Gracias a
quien allí, en los Alpes, estuvo, en tierra agraciada para la vista.
Y gracias a quien toca por el sonido, el de unas palabras
de un idioma que aun resuena aquí en mi oído.
Gracias a todos. Y no digamos que estuvimos allí, digamos
sólo, como yo digo, lo que me dice el corazón:
"Aún no me he ido".