Como cada dos años y dos meses, Marte acude puntual a su cita con la Tierra. A las 03.19 horas GMT del domingo estaba previsto que ambos planetas se colocaran a tan sólo 69 millones de kilómetros de distancia. Una oportunidad única para los amantes de la astronomía, que podrán observar el planeta rojo con telescopios de aficionados, si las nubes no lo impiden.
Y es que precisamente las nubes y alguna tormenta marciana de arena y polvo podrían velar la visión del espectacular resplandor de Marte cuando se asemeje a una brillante bola rojiza de mayor tamaño al habitual por su proximidad con la Tierra.
El último encuentro entre ambos planetas se produjo en agosto de 2003, cuando ambos se situaron a 56 millones de kilómetros, la distancia más cercana de los últimos 60.000 años.
Este resplandor inusual en Marte, con un tamaño angular en el cielo de 20 segundos de arco en el acercamiento (en 2003 fue de 25 segundos, la mejor condición posible), ya se está observando en los últimos días, en los que además el planeta rojo se ve mayor de lo habitual (su tamaño es casi la mitad del de la Tierra).
Para contemplar el fenómeno, el Planetario de Madrid ha organizado para la noche del viernes una jornada de observación astronómica con telescopios instalados en su explanada a la que podrán asistir todos los ciudadanos que lo deseen de forma gratuita.
Esta cita entre la Tierra y Marte no es más que un mecanismo orbital, aunque en esta ocasión con unas inéditas particularidades angulares, por el cual los planetas formarán lo que los astrónomos llaman una "oposición", es decir, una línea recta junto con el Sol.
Es algo así como si Marte y la Tierra fueran dos corredores en un circuito circular de carreras, con distintos carriles concéntricos que se corresponden con las órbitas planetarias.
La Tierra, corriendo por el carril interior rápido, al estar más cerca del Sol, da una vuelta al circuito en doce meses, mientras que Marte, que gira más lento a lo largo del carril exterior, necesita algo más de dos veces ese tiempo para completar la órbita.
Por ello, aproximadamente cada dos años, la Tierra alcanza a Marte y la deja atrás, para pillarla de nuevo transcurrido un bienio. Alguna vez ese acercamiento es más favorable, como este año, en el que el tamaño angular en el cielo será de veinte segundos de arco.
Siempre y cuando las condiciones lo permitan, los observadores verán detalles de la superficie de Marte, según vayan pasando las horas y el planeta gire 24,6 horas, hasta completar el día marciano.
Algunas particularidades visibles serían manchas correspondientes al casquete de hielo que se derrite en el polo sur (ahora es verano en Marte) o tonalidades más brillantes vinculadas con desiertos cubiertos de polvo fino, y otras marcas más oscuras (rocas, arena y polvo).
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