lo de los desarrollos más bien era por la cobertura que producen y por la humedad de la zona,
claro que no son los pirineos ni la cornisa cantábrica, pero se nota como crece la vegetación, con tiempo y una caña,... daría envidia ;)
No te entiendo. ???
que a pesar de la distribución de precipitaciones, y su "sequía estival" la zona es bastante húmeda, retiene mucho la humedad, con una buena distribución freática,
que junto con una cobertura nubosa que "sombrea" una buena parte de la zona,
permite que se pueda desarrollar bien la vegetación,
algún documento, (a partir del final de la pag.11 hay climograma y comentarios)
CAMBIOS MEDIOAMBIENTALES QUE SUCEDEN AL ABANDONO DE LOS CAMPOS DE LOS CAMPOS DE CULTIVO EN TERRAZAS: LA ACEQUIA DE CACHARICHE (http://www.google.es/url?sa=t&source=web&ct=res&cd=5&url=http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fservlet%2Ffichero_articulo%3Fcodigo%3D53191%26orden%3D0&ei=66OsSr6iIZSInQPJvZGpBQ&rct=j&q=precipitaci%C3%B3n+pampaneira&usg=AFQjCNHWVr7FJY5oPg0RiCjcKRDlHM3PTA) (Pampaneira)
sobre la torrencialidad,
Lo primero que llama la atención es la bajísima escorrentía superficial que ocurre en toda la cuenca. Por ejemplo, las enormes pendientes junto con la especial torrencialidad en las lluvias que concurren en los tramos medio y bajo de los ríos Poqueira y Trevélez provoca en ellos un porcentaje de lluvia efectiva que no sobrepasa un escaso 4%. En las zonas altas de Sierra Nevada, el fenómeno nival es el encargado de inhibir un elevado porcentaje de la posible escorrentía superficial. En el resto de cuencas, el bajo porcentaje se explica por la presencia de suelos secos y porosos, ávidos de agua, por la existencia de una vegetación de montaña, de matorrales densos que dificultan el flujo superficial del agua o por la compleja red de acequias que recorren las laderas interrumpiendo casi cualquier flujo natural por ellas. En las Sierras de Lújar y la Contraviesa el umbral de escorrentía es tan alto que en algunas ramblas es difícil ver agua corriendo por el cauce incluso tras borrascas moderadas. Sin embargo, con borrascas mayores, que muchas veces son torrenciales, los datos de caudal ya ofrecen máximos de importancia.
En la cuenca vertiente al embalse de Béznar, la escorrentía superficial es puramente anecdótica. Es una zona de litología fisurada que favorece el desarrollo de acuíferos poco profundos con surgencias constantes (presencia de numerosas fuentes) y en descarga hacia el acuífero de la depresión de Padul. La superficialidad de estos acuíferos causa el dominio del flujo subsuperficial en la escorrentía. En aquellas zonas donde los acuíferos son más profundos (Sierra Nevada, Lújar, Contraviesa), la escorrentía con mayor peso es la del flujo subterráneo.
Aún así, esta agua subterránea vuelve en su mayoría al cauce principal en la misma cuenca en la que se produce la infiltración ya que los acuíferos de la cuenca no tienen un desarrollo demasiado elevado
(http://www.cuencaguadalfeo.com/mapas/M13.jpg)
Hidrología superficia (http://www.cuencaguadalfeo.com/1/cuenca_6.html)
aunque se dan episodios, no son frecuentes, tienen que ser borrascas mayores (nada comparado con la costa mediterranea pasado murcia)
un estudio sobre escorrentería de la zona:
5. Conclusiones
Se presentan los resultados preliminares del análisis de datos disponibles conducentes a la obtención de modelos de generación y de circulación de escorrentía.
En lo que se refiere a la generación de escorrentía, el análisis de los eventos de mayor volumen de los últimos 35 años (1968-2003) da como resultado coeficientes de escorrentía sumamente bajos (por ej., 0,01 a 0,082 para el evento del 10 a 16 de noviembre de 1996), lo que pone de manifiesto el gran poder de absorción de la cuenca. Dicho comportamiento era de esperar dado el carácter fracturado del suelo de la cuenca.
En fases posteriores, el estudio de estas relaciones en todos los eventos de la serie de 35 años (1968-2003) permitirá cuantificar la incertidumbre de la predicción del modelo.
En lo referente a la circulación de la escorrentía, se propone la utilización de varios enfoques, dos de ellos que tienen en cuenta las características morfológicas de la cuenca, como son el hidrograma unitario instantáneo geomorfológico, HUIG y la función de anchura y un tercero, que es la distribución del tiempo de viaje de una gota de agua, utilizando la información del MDE y herramientas informáticas. A modo de demostración se presentan para toda la cuenca del río Guadalfeo, por un lado el HUIG para diferentes velocidades medias del flujo y la distribución de los tiempos de viaje de una gota de agua hasta la salida de la cuenca, utilizando una velocidad media de viaje de 1,5 m/s.
Las metodologías presentadas permitirían aplicar las técnicas descritas teniendo en cuenta la variabilidad espacial de los procesos hidrológicos: lluvia, nieve, infiltración, interceptación, almacenamiento, evaporación, etc.
MODELOS DE GENERACIÓN Y CIRCULACIÓN DE ESCORRENTIA (http://www.google.es/url?sa=t&source=web&ct=res&cd=13&url=http%3A%2F%2Fwww-en.us.es%2Fciberico%2Farchivos_word%2F134b.doc&ei=RqmsSrWvMcSHsAbwqbz0Bw&rct=j&q=precipitaci%C3%B3n+pampaneira&usg=AFQjCNHxSVAn_vyLt0Vr7Y2FCAM4maerEw)
mapas de vegetación y fauna,
http://www.cuencaguadalfeo.com/1/cuenca_9.html (http://www.cuencaguadalfeo.com/1/cuenca_9.html)
Artículo sobre el cambio climático en Sierra de Lújar: "Un regalo inesperado del cambio climático" de José Gabriel Segarra (Quercus, 215)
(asociación buxus de Motril (http://www.asociacionbuxus.org/revista%20de%20prensa.htm))
realmente no sabía donde encajarlo, y no se si este es el tema más adecuado :confused:
(http://www.asociacionbuxus.org/images/quercus_lujar1.JPG)
(http://www.asociacionbuxus.org/images/quercus_lujar2.JPG)
(http://www.asociacionbuxus.org/images/quercus_lujar3.JPG)
RESPUESTA ÍNTEGRA DE JOSÉ ANTONIO HÓDAR
Profesor de Ecología de la Universidad de Granada y socio fundador de A. Buxus
Estimado José Gabriel,
Acabo de leer el "reto eco-lógico" que planteas en el Quercus del mes de enero y me he animado a intervenir por dos razones: primero, porque conozco la zona concreta sobre la que planteabas las preguntas (el alcornocal de la Sierra del Jaral; yo soy de la comarca) y porque los efectos del cambio global son actualmente tema directo de investigación por mi parte. Así que ahí va.
¿Podría alguien documentar algún caso más de expansión de bosques en zonas
semiáridas por causas naturales?
Los bosques españoles en general llevan expandiéndose en superficie y/o incrementando su densidad y biomasa todo el siglo XX; cualquiera que disponga de fotografías de finales del siglo XIX o principios del XX (ver, por ejemplo, Titos 1997, para algunas imágenes de Sierra Nevada), o maneje fotos aéreas de los años cincuenta del siglo XX y las compare con las de ahora puede decirlo. En esta expansión han tenido que ver, por un lado, las labores de reforestación masivas habidas durante los últimos decenios; por otro y sobre todo, los cambios en el uso de los bosques por parte del ser humano: limitación del carboneo y la extracción de leña (que ha dado lugar a muchos de los encinares y melojares que hoy conocemos, por ejemplo, en Sierra Nevada), limitación de la deforestación en zonas mineras por abandono de las minas (caso de la parte alta de Sierra de Lújar o de Sierra de Baza, Sánchez-Picón 1996, Sánchez-Quirante 1998), y reducción, al menos en términos generales aunque con incrementos puntuales, de la presión por herbívoros salvajes y domésticos. Estos cambios han tenido como consecuencia que una regeneración que antes no se producía porque se veía colapsada debido a las actividades humanas, ahora sí es posible. A esto ayudaron períodos de lluvias por encima de la media, como la década de los 60, que fueron muy bien aprovechados por las repoblaciones efectuadas en aquellos años para dar un estirón definitivo.
¿Por qué el cambio climático favorece el aumento de la biomasa forestal?
Porque incrementa la disponibilidad de un factor limitante (el CO2) e incrementa los niveles de otro factor que, aunque en general no es limitante en nuestras latitudes, aumenta el rendimiento de la fotosíntesis siguiendo una Q10, como es la temperatura.
Dado que el CO2 de hecho se encuentra en una proporción muy baja en la atmósfera terrestre, el incremento de su concentración supone un efecto de fertilización. A esto ayuda el incremento en temperatura debido al efecto invernadero. Mediados los años ochenta del siglo XX se estimaba que el efecto combinado del incremento de CO2 y temperatura haría aumentar la productividad vegetal en un 30% (Kimball 1983). La investigación posterior ha demostrado que esto es una visión muy simplista del problema, por varias razones. Las plantas responden al incremento en concentración de CO2 mostrando un incremento en el ritmo de crecimiento y en la eficiencia en el uso del agua y del N, una reducción de la fotorespiración y de la conductancia estomática, y un incremento de la producción, tanto de la parte aérea como de la radicular (Körner y Bazzaz 1996, Pospisilova y Catsky 1999, Medlyn et al. 2001, Kubiske y Godbold 2001). Esto está confirmado por análisis dendrocronológicos que muestran cómo el crecimiento en grosor de muchos árboles ha incrementado desde 1850 (Cannell 1998), y se ha registrado una progresiva disminución en el número de estomas por unidad de superficie en muchas plantas desde entonces a ahora (Peñuelas y Matamala 1990, Beerling y Kelly 1997). Sin embargo, también hay datos que parecen oponerse a estos efectos positivos o, como mínimo, los matizan (Bazzaz 1990, Walker et al. 1999). Así, el efecto neto del incremento de CO2 en la atmósfera es un incremento del estrés hídrico en las plantas, el incremento en productividad se reduce o incluso desaparece en poco tiempo porque las plantas se aclimatan rápidamente a la nueva situación, y la respuesta es muy especie-dependiente, ya que algunas especies muestran claros incrementos de productividad mientras que otras no muestran diferencias (Bazzaz et al. 1994, Peñuelas et al. 1997, Idso 1999, Körner 2000, Saxe et al. 2001). A escala global, las plantas efectivamente están mostrando una respuesta a todos estos cambios, y al menos inicialmente esta respuesta parece acorde con un incremento en la productividad total, pero desde luego no se alcanzan las cifras que se barajaban inicialmente. Se calcula que en los últimos 20 años la biomasa vegetal en todo el globo terrestre ha incrementado un 6% (Nemani et al. 2003), pero en todo caso este aumento parece mucho más causado por el incremento en temperatura y la prolongación del período vegetativo de las plantas en latitudes boreales que por el efecto directo de la fertilización por CO2 y un consecuente favorecimiento de los bosques en los sistemas semiáridos. La cuestión es, sin embargo, si el aumento de la biomasa forestal se traduce en un incremento de la regeneración forestal y de la superficie cubierta por bosque, ya que no necesariamente tiene que ser así.
¿Habrá otros efectos implicados en el proceso además de los apuntados?
Por supuesto. La economía del agua es uno de los principales factores adicionales implicados, aunque no el único. Al incrementar la tasa fotosintética (por el incremento
de CO2 y de temperatura) incrementan también las necesidades de agua, pero no sólo de ella, sino de en general todos los nutrientes esenciales, como N y P. Sin embargo, en el balance hídrico de una plántula o juvenil de una especie concreta (que son, no lo olvidemos, las fases críticas en el establecimiento y puesta en marcha de la regeneración del bosque o su expansión a otras zonas) intervienen mucho más fenómenos de escala local, como la facilitación por matorrales, que otros de escala más amplia como la precipitación recibida durante el año. Dicho de otro modo, es más fácil el establecimiento de un pequeño alcornoque (o encina, o pino) a la sombra de un romero en un año de pluviosidad normal que el establecimiento de ese mismo alcornoque en un suelo desnudo en un año que llueva el doble de lo normal, porque incluso ese año lo normal será que no llueva en verano (la sequía estival típica del clima mediterráneo) y la plántula no sobreviva a estas condiciones si alguien no le da sombra. En estas condiciones, no tiene nada de extraño que el alcornocal de la Sierra del Jaral se esté expandiendo y que en sus bordes se vean "ejemplares jóvenes creciendo vigorosamenteentre el matorral mediterráneo circundante". Lo raro sería que esta expansión se diera por zonas de suelo desnudo y sin matorral, por ejempo cultivos abandonados en los que aún no se hubiera establecido el matorral pionero. El papel que estos fenómenos de facilitación juega en el establecimiento de las especies forestales en los ambientes mediterráneos ha sido profusamente estudiado (ver por ejemplo Castro et al. 2002, 2004, Gómez et al. 2004, Zamora et al. 2001b), y han aparecido artículos al respecto incluso en Quercus (Zamora et al. 2001a). Con una actividad humana directa (recolección de combustible) e indirecta (pastoreo) en retroceso en el bosque y en estos matorrales, no tiene nada de extraño que la potencial expansión de los bosques, que siempre ha existido, pueda ahora llegar a término, incluso con unas condiciones
abióticas más extremas.
¿O tal vez la causa para explicar este fenómeno es independiente del incremento
del CO2?
De lo dicho más arriba puede deducirse que sí. Hay muchas más causas próximas y directas que pueden explicar muy bien el reciente proceso de expansión de nuestros bosques. Eso no quiere decir que el incremento de CO2 sea irrelevante, quiere decir simplemente que no es ni de lejos el factor fundamental, y que, en todo caso, atribuir una causalidad tan directa a un factor tan general puede ser, como poco, equívoco.
Probablemente ninguno de nosotros se atrevería a decir que un accidente de tráfico concreto se ha debido enteramente al incremento de vehículos en circulación durante los últimos veinte años, lo normal será que encontremos causas más próximas y directas que expliquen por qué ocurrió el accidente; sin embargo, es posible que ninguno de nosotros se atreva a decir, con rotundidad, que el incremento de vehículos en circulación durante los últimos veinte años no tiene absolutamente nada que ver con el accidente. Aquí ocurre lo mismo; no es que el incremento de fotosíntesis de los alcornoques debido al incremento de CO2 sea absolutamente irrelevante, pero que ese incremento de fotosíntesis (si existe y si realmente se mantiene en el tiempo, lo que es, como poco, dudoso) conceda al alcornocal mejores posibilidades de expansión, es una afirmación demasiado gratuita, más disponiendo de otros muchos factores que pueden explicar de forma más sencilla y directa dicha expansión.
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Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, Sevilla.
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Poseso.
--
José A. Hódar
Grupo de Ecología Terrestre
Departamento de Biología Animal y Ecología
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