Estas han sido las consecuencias de la tormenta que cayó ayer en Gijón, dicen que fué impresionante. (periódico La Nueva España)
Miles de vecinos quedaron sin suministro eléctrico por el temporal, que alarmó al centro de la ciudad
La tormenta con aparato eléctrico que cayó sobre la ciudad provocó ayer de madrugada un sobresalto en la zona centro y que miles de vecinos quedaran sin suministro eléctrico. Una antena de comunicaciones del Ayuntamiento situada en la torre de Bankunión, sobre la que caen rayos con frecuencia, atrajo ayer a las 5.50 horas una descarga eléctrica de especial e impresionante intensidad. La ciudad estuvo afectada todo el día por las consecuencias del rayo. «No recuerdo nada así en la vida», decía René Cano, que vive bajo la antena.
A la izquierda, el edificio de Bankunión. Sobre estas líneas, la cercana torre de Cajastur, cuyo reloj quedó parado a la hora del impacto del rayo.
Pablo GONZÁLEZ
«Creímos que la casa se nos venía encima. Mi mujer incluso pensaba que había sido una bomba». René Cano y su familia habitan en la vigésima primera planta del edificio Bankunión. Ellos fueron las personas que más de cerca vivieron la caída del rayo que, en la madrugada de ayer, hizo temblar los cimientos del edificio, en la calle Álvarez Garaya, y que alteró el sueño de media ciudad.
Lo único que está claro de toda la historia es la hora en la que el rayo cayó sobre Gijón: las 5.50. Ésta es la hora a la que se detuvo el reloj que corona las oficinas centrales de Cajasturias situadas en la mencionada calle.
El rayo fue a parar a una antena de telecomunicaciones instalada en la azotea del edificio, destrozando parte de la base de hormigón armado sobre la que se sustenta. Pero éste no fue el único desperfecto causado en la torre de 21 pisos.
Semáforos, televisiones, ordenadores, fotocopiadoras, faxes, la antena colectiva, descodificadores de canales de pago o las líneas telefónicas también se vieron afectados por la violencia del rayo. «¿Quién me va a pagar el medio millón de pesetas que me costó la tele», se preguntaba una indignada mujer vecina de la decimocuarta planta. «Ya dije en varias reuniones de la comunidad que había que retirar esa antena», terciaba Paula Cienfuegos, a la que la tormenta ha dejado sin aparatos de televisión e hilo musical. Y es que pocos fueron los aparatos eléctricos, repartidos por las cerca de cincuenta viviendas con las que cuenta el edificio más alto de Gijón, entre casas particulares y oficinas, que se libraron de la subida de tensión provocada por la descarga eléctrica. René Cano, portero del edificio Bankunión desde hace 20 años, asegura que el suceso supera «al terremoto que hubo hace unos años. Fue gordo, pero esto fue peor, bastante peor. Como una bomba». Cano asegura que en todos los años que lleva vigilando la finca «no recuerdo nada así».
Pero la tormenta con aparato eléctrico que ayer pasó por la ciudad también dejó problemas en otras zonas, especialmente relacionados con el suministro eléctrico. Los daños sufridos por un cable conductor en los alrededores de la subestación que Hidroeléctrica del Cantábrico posee en el barrio de Pumarín dejaron sin luz a buena parte del Gijón rural.
Además, afectó a localidades como Pola de Siero y Noreña. Vega, La Camocha, Caldones, Fano, Granda, San Martín de Huerces y Lavandera fueron algunas de las parroquias gijonesa que sufrieron el apagón. Los cortes de luz afectaron a más de 2.700 usuarios. Asimismo, unos 200 vecinos de Deva y El Rinconín estuvieron más de una hora y cuarto sin suministro. En el centro de Gijón, los más afectados fueron los conductores, debido a un problema en el sistema de energía de los semáforos. Desde las 7.00 horas hasta aproximadamente las 9.20, los agentes adscritos a la sección de tráfico de la Policía Local tuvieron trabajo extra, al tener que regular el tráfico en los cruces más concurridos. Las últimas calles en recuperar la normalidad fueron las situadas en las cercanías de los Juzgados de Poniente y el Museo del Ferrocarril. Hasta la una del mediodía el sistema no pudo ser reparado.
La tormenta fue tal que incluso los instrumentos de medición del Observatorio Meteorológico de Santander, que controla el Principado, quedaron fuera de servicio