Si una palabra tuviese que elegir para definir el entorno de las lagunas de Ruidera, sería la de "contrastes". Efectivamente, este singular paraje entre las provincias de Ciudad Real y Albacete, está lleno de contrastes, de diferencias, donde se funden lugares de naturaleza de apariencia salvaje, y otros intensamente humanizados, donde coexisten, espero que sin demasiados problemas, la protección a la naturaleza y su uso y disfrute. Se trata en definitiva de un lugar para perderse, o para encontrar bullicio y diversión. Dominado por el azul del agua, y el verde, incluso el amarillo en el otoño, de los bosques.

No pretendo hacer hacer un reportaje exahustivo de las lagunas, es un lugar muy extenso y lleno de rincones, encuadres y paisajes de gran belleza. Tampoco hacer una descripción detallada del fenómeno único que les da origen o de su particular clima, geología, hidrografía, fauna o vegetación. Solo quiero dejaros unas fotos, unos apuntes de mi jornada de ayer en las lagunas, recomendándoos desde luego, tanto si las conoceis como si no, que no dejes de visitarlas.

Lo curioso, aunque reconozco que medio lo esperaba, es que un brillante sol nos recibió en las Lagunas, después de cruzar media provincia de Ciudad Real bajo una densa niebla. Al margen de particularidades meteorológicas del dia de ayer en particular, el campo de Montiel, donde se ubican las lagunas, es una elevada penillanura, que suele dejar las intensas nieblas manchegas o de las vegas del Guadiana a sus pies.

Sin embargo, no era un dia absolutamente transparente, neblinas, brumas, dejaban un ambiente que me hacía bastante difícil conseguir una luz adecuada en las fotos, como esta, de la foto del lugar que nos recibió, bajo el propio pueblo de Ruidera:






Esta zona, igual que la orilla NE, se encuentra bastante humanizada, con gran cantidad de chalets, hoteles, bares, zonas recreativas etc. En general, aun con excepciones, todos estos elementos se encuentran razonablemente bien integrados con el paisaje, aunque uno no deja de pensar como sería esta zona, en un estado puramente salvaje.


La orilla NE, ademas de la mucha mayor presencia humana, se caracteriza por su vegetación mas rala y pobre, zonas plantadas o ajardinadas a parte. Sin duda se debe a que son laderas con orientación sur.





La orilla del SW, que mira al NE pues, es mucho mas salvaje y cuenta con una vegetación muy frondosa, tanto natural como de repoblación, con monumentales ejemplares arbóreos, como estas tremendas encinas:



Para visitar esta orilla SW, hay que hacerlo a pie o en bicicleta, atravesando parajes de gran frondosidad, y, en esta época del año, desnuda belleza














Desde la otra orilla, la del NE de la que antes hablé, los alicientes son otros. Se trata de la zona mas típicamente turística, de actividades acuáticas, baños, o infraestructuras de restauración y alojamiento. Tiene también la ventaja de que podemos apreciar en su conjunto el verdor de la orilla suroeste, ya que estando en esa orilla suroeste, y como el refrán dice, muchas veces los propios árboles no dejaron ver bien el bosque,:














También, desde la orilla NE, podremos disfrutar mucho mejor de uno de los muchos espectáculos de las Lagunas: las cascadas. Después del largo verano, y con este otoño tan poco generoso en lluvia, supongo que las cascadas que ahora pueden verse solo serán una pequeña representación de lo que hubo por ejemplo en la primavera pasada, en que las lagunas se llenaron. Aun así, las cascadas que surgen entre las presas de barrocas formas que separan las lagunas, ahí están, y así se pueden ver:








En esta zona, de las lagunas medias-altas, sorprende la absoluta transparencia del agua, que deja ver con toda claridad un fondo tapizado de, como no, verde vegetación acuática:




Poco a poco la luz solar se fue despidiendo y se hizo hora de volver. Pero antes, otro de las maravillas de Ruidera: El Hundimiento. Se trata de un gran escalón, formado por el colapso, parece ser que relativamente reciente, de una de las paredes calcáreas de separación entre lagunas. Este escalón permite así la formación de bellas cascadas y la existencia de una vegetación tan lujuriante, como, hoy, al igual que en otras partes del parque, dormida.







Desde aquí, el naciente Guadiana, y rodeado de choperas, se dirige hacia el final de este su lacustre recorrido, encarando el cercano embalse de Peñarroya, puerta de entrada hacia tierras manchegas.





Espero guste, pero mas que las fotos, sin duda os gustará mas ver en vivo el lugar.

Las tres últimas fotos son buenísimas.