Hace pocos días que leí en el Diari de Girona un artículo de Jorge Olcina, catedrático de Geografia en la Universidad de Alicante, que la evaporación intensa que hay en el mar Mediterráneo en verano favorece la formación de nubes durante la noche que impiden la pérdida de calor del suelo y provocan un aumento de las noches tropicales. Esto es claro si observamos las series, incluso si quitamos el efecto de la isla de calor. En el siglo XX la media de noches tropicales en el centro de Barcelona era de 50, ahora hay 98 (Barcelona-Raval) , y 5 tórridas (mínima por encima de 25º), y en Girona hemos pasado de las 6 del siglo XX a 28,8 en el período 1998-2016 en Girona-Escola de Música. Seguro que en otras ciudades y pueblos de España pasa lo mismo que por aquí.