En las colonias de hormigas, la supervivencia del grupo depende, en muchos casos, de que algunos de sus miembros asuman riesgos. Ese papel suele estar reservado a los individuos más mayores, que se aventuran a explorar zonas alejadas de la colonia mientras las trabajadoras jóvenes permanecen a salvo ocupándose de tareas “domésticas” dentro del nido. De esta forma se consigue una mayor longevidad media de las hormigas y, por lo tanto, de la colonia.
Pero, ¿cómo saben estos insectos sociales cuándo se acerca su hora? ¿Tienen simplemente un “reloj vital” interno o son conscientes de su estado de salud? Para averiguarlo, Dawid Moron y sus compañeros de la Universidad de Jagiellonian, en Polonia, han llevado a cabo una serie de experimentos con Myrmica scabrinodis. En cada una de las once colonias estudiadas, a la mitad de las hormigas se les redujo la esperanza de vida exponiéndolas a dióxido de carbono (que acidifica su sangre y daña su sistema nervioso) o dañando su cubierta para exponerlas a infecciones. Pasadas cinco semanas, y para sorpresa de los investigadores, estas hormigas empezaron a abandonar la colonia en busca de comida más temprano y con más frecuencia que sus hermanas “sanas” de la misma edad. Los detalles sobre este curioso comportamiento se han publicado en la revista Animal Behaviour.
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