Esta mañana, a las 7 y 10 de la mañana empezó a nevar en la carretera de Barcelona, km 14, justo antes del puente de San Fernando de Henares. Comparado con los -5,5 ºC y viento Sur de ayer a esa hora, la temperatura era de 0 ºC, y el viento venía del Sureste.
Los copos eran escasos, caían de lado, pero no se derretían en tierra…

He marcado con una flecha la posición, sobre el radar de AEMET de las 8 y veinte. Estaba claro que con viento del este o sureste, la cosa podía durar más de una hora.

A las 8:45, con algo de luz de día ya, podía observarse desde mi lugar de trabajo que la nieve estaba cuajando:


Los copos de nieve fueron aumentando y espesando en cantidad. La cosa era fuerte a las 9 y media, y ya no dejó de nevar.
A las once de la mañana, la precipitación alcanzaba ya cinco centímetros. Los árboles y plantas, ya fueran abetos o palmeras, parecían ya de alta montaña:


Y continuaba sin cesar. A las 12:15, el espesor era de más de diez centímetros. Las cosas perdían su forma bajo el manto cada vez más grueso.


Entre doce y media y la una del mediodía, poco a poco, la precipitación fue siendo cada vez más escasa. La foto del radar a las 12:20 muestra que todo lo gordo ha pasado ya. Pero no ha sido una hora, sino cuatro, las que ha estado nevando.

Medimos 15 centímetros sobre el asfalto.

Esta glicinia que forma una pérgola enorme, bastante resguardada de los vientos, y que da unas flores preciosas de color malva en primavera, no se debía creer lo de la nieve, pues parece que no aguantan mucho frío y son raras en Madrid:


A partir de esa hora, ya sin nevada, la empresa permite que el personal regrese a sus casas, aunque ya no hay autobuses, y el tráfico rodado es muy difícil. Son las 14:30

La carretera de Barcelona, atascada de entrada desde hacía horas, y casi sin circulación de salida, hace que muchos no cojan su coche, y tengamos que ir andando por la vía de servicio y hasta la estación de Coslada, a unos 1.500 metros de ahí.


EL colapso de viajeros hace que el tren salga gratis para los que puedan entrar (si caben, je,je), y tras más de hora y media, el cercanías nos deja en Atocha. El cansancio no importa. Hemos podido disfrutar de un acontecimiento que vale la pena, a pesar de las incomodidades para muchos.