Ahora que con la llegada y apogéo de la primavera nuestros campos se visten de gala y la vida rebosa,es cuando más contrasta con las imágenes otoñales que evocan tanta tranquilidad,pero a la vez tristeza y soledad. A mí personálmente me encanta el otoño y ver más aún pasar algunos fines de semana en mi tierra paterna, el Valle del Jerte.
La entrada al valle,en un típico dia otoñal,brumoso y oscuro
Lástima que las brumas y neblinas no dejen apreciar bien los robledales y castañares,que con estos colores están preciosos
El agua por supuesto,protagonista en cualquier época del año
Mi padre casi camuflado entre el color de las hojas caidas xD
Y ahora rumbo a otro nuevo destino
Como si de una muralla se tratase,la hiedra protege y nos abre una puerta al castañar
Un árbol revestido de hiedra
De nuevo en el castañar
No me gustaría caerme ahí...
Ni aquí,aunque merece la pena acercarse solo para ver el amarillo radiante de este árbol
Ya de regreso al pueblo,con las últimas luces del dia
Y para terminar,a la mañana siguiente,el dia nos quiso obsequiar con un dia despejado y brillante