A principios del mes de Febrero de 1.970 tuvo lugar la situación más estremecedora, que conmovió a toda España y que puso al Naranjo de Bulnes en la más dramática actualidad periodística despues de que Manuel Martín Ferrand diera la noticia en el telediario de la noche de TVE, de que dos montañeros se encontraban atrapados en su pared oeste. Eran Gervasio Lastra y José Luis Arrabal, pertenecientes al Grupo de Montaña Peñalara. La ruta de acercamiento al Naranjo la hicieron a través de Fuente Dé, cogiendo el teleférico para terminar la jornada en el refugio de Cabaña Verónica, tras luchar denodadamente con la abundante y blanda nieve que cubría el terreno. El dia 9 lo dedicaron a la travesía desde Horcados Rojos a Vega de Urriello y el 10, sobre las nueve de la mañana dieron comienzo la escalada.
La pared oeste del Naranjo con el Pilar del Cantábrico en primer plano. Una de las escaladas más dificiles de esta pared.
El dia era frio y las condiciones de la pared muy negativas. El avance de los dos escaladores fue dificultoso y lento. Antes habían acordado que el equipo de apoyo escalaria por la pared sur y una vez en la cumbre les descolgarían una mochila con comida, una tienda para vivaquear en la pared y tres sacos de dormir. Con esta maniobra se aligeraba el peso a los escaladores. No obstante, el equipo de apoyo se retrasó más de lo previsto; la noche les cogió en la pared y tuvieron que seguir con la luz de los frontales. A las dos y media de la madrugada llegaron a una especie de rellano en la zona conocida como los Tiros de la Torca. Allí pudieron comer y descansar con lo que les habían enviado sus compañeros.
A la mañana siguiente el dia se presentaba con las mismas condiciones. Lastra y Arrabal, cansado del esfuerzo del dia anterior y ante las pésimas perspectivas del tiempo, se quedaron descansando a lo largo de la mañana. Incluso llegaron a tomar la determinación de abandonar y volver al refugio. Pero a mediodía un tímido sol empezó a lucir y se calmó el viento. Reinó la esperanza de un posible cambio de tiempo y deseosos como estaba de triunfar, decidieron continuar con la escalada. Reanudaron la actividad hacia las tres de la tarde, pero al poco tiempo las nubes llegaron a cubrirlo todo de nuevo. Ellos siguieron con su afanosa tarea alumbrados por la luz de sus frontales, pese a que la oscuridad suponía un peligro mayor que se hizo patente al caer Arrabal. Era su segunda caida, pues habia sufrido otra al comienzo de la escalada. Ninguna de las dos tuvo consecuencias pues los seguros inferiores resistieron. Trabajaron durante toda la noche y de madrugada, con las primeras luces del alba llegaron a la zona conocida como "Rocasolano", cubierta por entero de hielo, lo que les obligó a usar los crampones. Pese al cansancio que sentían, no se detuvieron. Continuaron hasta la cinco de la tarde, hora en que pudieron alojarse en una pequeña cueva situada en las proximidades. Para llegar allí tuvieron que subir en artificial y colgados de dudosos seguros. No habían comido desde el dia anterior, así que se dispusieron a comer abundantemente hasta el punto de que agotaron las existencias en la idea de que podrían legar a la cumbre en la jornada siguiente.
Al otro dia, Arrabal encabezaba la cordada. Al avanzar por la arista quedaron desprotegidos del viento que llegó a ser insoportablemente frio. Lastra aseguró después que no mejoró de los 12 grados bajo cero. Toda la roca se habia congelado y para progresar en la escalada hubieron de utilizar la escalada artificial. Arrabal encontró una pequeña repisa donde montar una reunión. Entonces Lastra tomó el relevo y avanzó dos largos de cuerda. Las esperas, inmóvil, afectaron sensiblemente a Arrabal, que ya se encontraba muy afectado y en el límite de sus fuerzas. Así se lo dijo a su compañero, añadiendo que estaba perdiendo la sensibilidad en las manos.
A las cinco de la tarde se presentó una gran nevada. Lastra, que iba el primero en la cuerda, hubo de bajar hasta donde su compañero, al que encontró semienterrado en la nieve. Limpió como pudo aquella minúscula repisa y trataron de pasar la noche abrigados en sus sacos de dormir. Aquella noche un frente polar asoló Picos de Europa, con vientos de hasta 160 Kms/hora y una temperatura que alcanzó los 40º bajo cero.
El sábado 14 se presentó con pafecidas características en cuanto al tiempo, si bien habian cesado los rayos que durante toda la noche habia iluminado aquella escena. Lastra hizo un nuevo intento, pero no encontró la cuerda que habia dejado el dia anterior ya que el viento la habia arrastrado. Retrocedío hasta donde se encontraba su compañero plenamente consciente de que habia quedado atrapados. Sólo habia dos posibilidades: Que el tiempo cambiase radicalmente o que llegaran los equipos de rescate. En espera de estas dos posibilidades, aropó a Arrabal en dos sacos y lo tumbó, mientras él utilizó el otro saco y quedó sentado con los pies colgando dentro de la pequeña tienda de pared.
Ante la falta de noticias de los dos escladores, el equipo de apoyo decidió bajar hasta Poncebos en donde se habían concentrado agentes de la Guardia Civil, vecinos y periodistas. Un helicóptero que habia sido enviado en misión de rescate aseguraba haber visto a dos personas al lado del refugio: uno de pie y otro sentado a su puerta. Ante tales noticias, la operación de rescate no se puso en marcha.
Pero los escaladores no llegaban, lo que era muy extraño. Mas tarde su supo que los dos bultos que habian visto los pilotos del helicóptero, correspondían a una columna de piedras que se levantó para medir el espesor de las nevadas y a un cajón en donde se guardaban las bombonas de gas butano.
En vista de la falta de noticias y tras comprobarse mediante otro nuevo reconocimiento aéreo que habia dos personas en la pared oeste, se montó una espectacular operación de rescate, al tiempo que la noticia saltó a todos los medios informativos. La dirección General de Aviación Civil aportó un nuevo helicóptero que se estreno en esta operación. Entonces, el primer aparato fué utilizado por TVE para realizar el seguimiento informativo del rescate.
Al Urriello llegaron muchísimos montañeros, algunos de ellos médicos. César Pérez de Tudela y Salvador Rivas iniciaron la escalada por la cara sur y dejaron instaladas cuerdas fijas para facilitar el regreso. En la cumbre se colocó un torno; los rescatadores descendieron a través de el a donde se encontraban los escaladores atrapados; Uno cargó a la espalda, bien asegurado a Arrabal y ambos fueron remontados hacia la cumbre. Después lo hizo Lastra por sus propios medios, acompañado de otro miembro del equipo de rescate.
En la cumbre Arrabal apenas tenía pulso. Tudela administro a todos Ronicol, un vasodilatador eficaz contra las congelaciones. Arrabal respondió positivamente al tratamiento y se mantuvo consciente aunque incapacitado. Por la mañana del dia 21, un médico del equipo de rescate advirtió que rea imprescindible sacar a Arrabal de la zona, por lo que comunicó con el refugio para que enviaran de inmediato el helicóptero. La maniobra fue muy delicada y de gran riesgo debido a las condiciones climatológicas. Hubo un momento de angustia al ver que el aparato no podia elevarse por falta de potencia, pero el piloto aprovechó una ráfaga de viento y poniendo el helicóptero a la máxima potencia, logro salir de la cumbre y llevar a Arrabal hasta el refugio. Allí le atendieron de urgencia y mas tarde fue evacuado al Hospital Central de Asturias. Desgraciadamente, Arrabal no pudo superar una pulmonía que se le presentó y falleció el 28 de Febrero.
Los demás rescatdores y Lastra rapelaron por la cara sur; llegaron al refugio donde tambien se le atendió de urgencia y fue trasladado al mismo centro hospitalario. Vive actualmente en la localidad cántabra de Potes.
La pared oeste del Naranjo, desde el refugio de Vega de Urriello.